Esta nueva colección de relatos es el inclemente y humorístico acoso de Joanna Walsh a un tema: la incomunicación y la imposibilidad de establecer un contacto fundamental.
Las protagonistas de estos cuentos categorizan los hábitos de lectura según las relaciones de una pequeña comunidad algo envidiosa; o esperan durante meses en una estación de tren extranjera a los cuales su cita llegue; o escriben una «vieja».
carta para poder romper una relación en un momento en que las personas han aprendido a hablarse con interjecciones.
Imaginativa en la elección de sus formatos y precisa incluso cuando nombra los afectos más ambigüos, Walsh es una escritora irrepetible, sólo comparable a aquellos maestros (a partir de Kafka tambien hasta Lydia Davis) que han dado al relato breve la capacidad subversiva de pensar lo impensable.