Si bien William Carlos Williams debe gran parte de su reconocimiento a la poesía, en la que introdujo conceptos novedosos como el «pie adjustable».
y con la que trató de aprehender un habla típicamente americana en contraposición al inglés europeo, destacó también de manera esencial por sus relatos en prosa.
Williams, que ejerció durante toda su vida como médico de cabecera y pediatra ejercía de día y escribía de noche hasta caer rendido, dedicó un excelente número de historias a su profesión y plasmó la sentida y conmovedora semblanza de los hombres y mujeres corrientes.
Tanto por su ocupación como por su penetración psicológica y su interés en el ciudadano de a pie y el campesino, a menudo se ha comparado a Williams con Antón Chéjov.
Enorme impulsor del uso del habla coloquial en su narrativa, sus aportaciones al diálogo internal y el flujo de conciencia lo situaron en la vanguardia literaria de la primera mitad del siglo XX. Pero hoy son el sustrato íntimo de sus personajes y la insondable honestidad de su mirada los que, unidos a su estilo conciso y sugerente, nutrido de imágenes imborrables, lo han convertido en un clásico y en un autor poderosamente vivo para los cánones contemporáneos.
Los relatos de médicos es la obra fundamental de la literatura anglosajona, y William Carlos Williams, la de las figuras más innovadoras de su época, un poeta excepcional y un escritor obsesionado con el lenguaje.
Si para Williams el español fue el idioma de su niñez, la edición cuenta con la traducción de otro escritor de altura, Eduardo Halfon, tan amante de la concisión como Williams y un autor para quien ademí¡s el español fue lenguaje de infancia, casi olvidado tras su traslado a los Estados Unidos, y recuperado en su espléndida madurez como narrador.