En este trabajo se ha tratado de reunir de la manera más didáctica posible la relación de todas aquellas prendas indumentarias que han llevado tanto mujeres como hombres, desde la cabeza a los pies, incluyendo sus accesorios y adornos.
Este libro comienza por la Prehistoria, continúa con Egipto, Mesopotamia con sus 2 periodos, el sumerio acadio y el asirio babilónico-, Persia, el mundo Prehelénico, Grecia y finalmente Roma. Ha sido necesario buscar, rescatar y contrastar mucha información para poder relatar con la mayor objetividad y precisión factible los datos investigados que hacen referencia a todo lo relativo al vestuario.
2 enormes inconvenientes suelen estar presentes al tratar la Historia del Traje.
Por un lado, la ilusoria conservación y, por lo tanto, la inexistencia de estos ropajes y la imposibilidad de contemplarlos.
Por otro, la complejidad que supone, cuando estamos ante un reduce, una escultura o una pintura del periodo a estudiar independientemente del material o soporte en el que están hechos-, poder vestir o desvestir a sus personajes, levantarles las prendas e indagar en su vestimenta internal, arremolinarles los revestimientos, descubrir las ropas arrebujadas, mover sus textiles y conocer de estos sus texturas, ver sus plegados, sus arrugas o simplemente oír su sonido.
Todo eso dificulta en extremo su conocimiento y descripción, teniendo que recurrir, en no pocos casos, a conclusiones por deducción.
El tiempo empleado en este trabajo ha pretendido paliar, o al menos, suavizar, dichas dificultades, para obtener explicar y entender de forma organic y precisa cómo se vestían y adornaban dichas civilizaciones.
Espero que se haya conseguido. «Nos agrada pasar la mano por las pieles.
Nos gustaría que la seda se deslizara por sí misma a lo largo de nuestros dedos.
Las pieles provocan una caricia activa sobre su usuaria.
La seda acaricia con suavidad uniforme la epidermis a la que, sobre todo, le agrada dejarse llevar a cabo.
Después, la seda revela, por así decirlo, un nerviosismo en sus arruegas y en sus pliegues» G. de Clérambault, Oeuvre psychriatique, París, 1909