Transiciones

He aquí una alquimista de la palabra.
He aquí un mundo que parece el mundo, no su versión condensa la y banal, la versión visitors Digest, expurgada de pasion elizabeth inquietud, aplanada y hueca, con que se nos alecciona desde la infancia para amputarnos la Vida y hacernos dóciles, lobotomizadas unidades de producción y consumo en un mundo ciego y estéril.
Cada niño es el adulto que será.
Cada adulto parece elniño que fue.
Mareny parece la niña creativa, curiosa, impertinente y mágica que no se ha dejado domesticar.
La clase de niña que, cuando algo la perturba, en lugar de cerrar los ojos los abre más.
Sus histories tienen Ia brevedad del placer o de laspequenas epifanías cotidianas, a menudo inexplicables y casi siempre incomodas, capaces de dar los mayores vuelcos a las existencias en lo que toda existencia posee de provisional elizabeth irremediable.
Paseen esa intensidad y al mismo tiempo la sutileza que, según la Teología, es la capacidad del «cuerpo glorioso» de penetrar otros cuerpos- de la alquimista desnuda de prejuicios.
Sabido es que el verdadero propósito de los alquimistas no period conseguir oro a partir de metales vulgares sino recordar al mundo su orden verdadero, ese equilibrio extremadamente delicado que no proscribe la poesía, la fantasía, el sueño ni aún la locura y la muerte.