Andrés Longo sueña con ser escritor y adora a John Fante, aunque empujado por las necesidades perentorias de la vida va adentrándose en la madurez y se ve obligado an escoger entre los sueños de juventud y la realidad anestésica de lo convencional, que poco a poco se apodera de él tras conocer a Natalia.
El pergamino de sus recuerdos se desenvuelve apresurado, como los rápidos de un río, a lo largo de unas páginas cargadas de cotidiana verdad.
Contemplando el mundo con resentimiento, cinismo, algo de ironía y una pequeña dosis de melancolía, el narrador de esta novela proyecta una visión de la existencia a ratos esperpéntica y sórdida, casi siempre costumbrista- de la que nadie sale bien parado.