¿Qué está haciendo online con nuestras mentes? Este libro cambiará para siempre nuestro modo de entender y aprovechar las nuevas tecnologías.
«¿Google nos vuelve estúpidos? ».
Nicholas Carr condensó así, en el título de un célebre artículo, uno de los debates más valiosos de nuestro tiempo: mientras disfrutamos de las bondades de la Red, ¿estamos sacrificando nuestra capacidad para leer y pensar con profundidad? En este libro, Carr desarrolla sus argumentos para crear el más revelador análisis de las consecuencias intelectuales y culturales de online publicado hasta la fecha.
Nuestro cerebro, como demuestran las evidencias científicas elizabeth históricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para hallar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales.
Además, cada tecnología de la información conlleva una ética intelectual.
Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, online fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes.
Su ética es la ética professional, de la velocidad y la eficiencia.
La Red nos está reconfigurando a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la información aunque menos capaces de concentración, contemplación y reflexión.
Este libro cambiará para siempre nuestro modo de entender y aprovechar las nuevas tecnologías.
Reseñas:
«Absorbente y perturbador.
Todos bromeamos sobre cómo online nos está convirtiendo, y especialmente a nuestros hijos, en cabezas de chorlito acelerados incapaces de meditaciones profundas.
No es ninguna broma, insiste Carr, y a mí myself ha convencido».
John Horgan, The wall surface road Journal «Una réplica calmada y elocuente a aquellos que afirman que la cultura digital es inofensiva, que afirman, de hecho, que nos estamos volviendo más listos cada minuto que pasa simplemente porque podemos conectarnos a un ordenador y dejarnos llevar por un interminable carrusel de hyperlinks».
Julia Keller, Chicago Tribune