La historia gira en torno a la familia Hordone y su peculiar vida en una isla deshabitada. Jens, el padre, un hombre taciturno y obsesionado con la recolección de objetos robados, ha construido una fortaleza, un laberinto de objetos encontrados y acumulados a lo largo de los años. Esta «fortaleza» es el corazón de la novela, tanto física como metafórica. El objetivo de Jens es, aparentemente, simplemente acumular, pero su comportamiento y el origen de los objetos que posee sugieren algo más profundo, algo oscuro y perturbador. Los objetos, desde antiguos juguetes hasta herramientas, parecen tener un significado simbólico, un peso que la historia irrumpe lentamente en el lector. La fortaleza no es solo un lugar; es una representación de la desesperación de Jens, su incapacidad para escapar de su pasado, y su intento de crear una barrera contra el mundo exterior.
La clave de la historia reside en el secreto que Jens ha ocultado: Liv, su hija, está viva. La versión oficial, la que los padres contaron a las autoridades, es que Liv falleció con seis años, ahogada en el mar durante la noche. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Liv, ahora una joven adulta, se ha escondido dentro de la fortaleza, construida por su padre. El origen de la fortaleza está intrínsecamente ligado a su desaparición, un evento que Jens intenta, con su obsesión por acumular, olvidar, pero que se manifiesta en la estructura y la atmósfera que la rodean. La casa de Jens, que al principio parece simplemente una casa destartalada, se transforma gradualmente en un espacio de encierro, de desconfianza, y de una profunda sensación de incomodidad. La habitación de Liv es la puerta de entrada a este laberinto, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido y donde la normalidad es inexistente.
Paralelamente, la madre de Liv, Maria, también se ha encerrado dentro de su propia «fortaleza», pero de una forma diferente. Ha adoptado una forma monstruosa, una transformación física y mental producto de la pérdida y del trauma. Aunque inicialmente parece una figura más grotesca y menos amenazante que Jens, su «monstruosidad» esconde una gran vulnerabilidad y un deseo desesperado de escapar de su dolor. La relación entre Maria y Liv es tensa, marcada por la culpa, el resentimiento y la falta de comunicación. El equilibrio de poder dentro de la familia es precario, y la posibilidad de un cambio de rumbo depende de la capacidad de cada uno para enfrentarse a su pasado. La estructura de la casa, y por extensión, la estructura familiar, refleja este desequilibrio, con pasillos que se bifurcan y habitaciones que se encuentran en la oscuridad.
El lector se adentra en la historia a través de los ojos de una narradora externa, quien examina la familia Hordone desde una distancia de varios años. Este distanciamiento temporal permite a la narradora analizar con mayor profundidad los eventos y las motivaciones de los personajes, pero también añade un elemento de irrealidad, como si estuviera observando la historia desde fuera de la realidad. Este recurso es fundamental para construir la atmósfera de misterio y desasosiego que caracteriza a la novela. La narradora no juzga, sino que simplemente presenta los hechos, invitando al lector a formar sus propias conclusiones.
La narradora describe la casa como un lugar de tensión y desconfianza. La luz, o la falta de ella, juega un papel importante en la construcción de la atmósfera. Las habitaciones oscuras, los pasillos largos y estrechos, y las sombras que se proyectan sobre las paredes crean una sensación de claustrofobia y de paranoia. Los objetos que Jens ha acumulado, tanto los que ha robado como los que ha encontrado, se convierten en símbolos de su obsesión y de su incapacidad para escapar de su pasado. Estos objetos no son solo cosas; son fragmentos de recuerdos, de sueños rotos, de vidas perdidas. Cada uno de ellos contiene una historia, un secreto, una pieza del rompecabezas que la narradora intenta desentrañar.
La historia de Liv es el eje central de la novela. Su desaparición, y la posterior creación de la fortaleza por parte de Jens, son el resultado de un trauma profundo. La narradora sugiere que la desaparición de Liv no fue un simple accidente, sino que fue el resultado de un acto de violencia o de un evento traumático que Jens ha intentado olvidar. La fortaleza, en este sentido, es un intento de proteger a Liv de un mundo que la considera peligrosa o que la amenaza. Sin embargo, la fortaleza también es una prisión, un lugar donde Liv se ha encerrado a sí misma, aislada del mundo exterior y de cualquier posibilidad de sanar. La narradora, mediante el uso de detalles sensoriales, logra dar vida a la atmósfera opresiva y a la sensación de estar atrapado.
Opinión Crítica de Resina: Un Laberinto de Ambivalencia
«Resina» es una novela brillante y ambiciosa, que se destaca por su atmósfera opresiva, su construcción de personajes complejos y su exploración de temas universales. Ane Riel ha logrado crear una historia que es a la vez inquietante y conmovedora, y que te obliga a cuestionar la naturaleza de la verdad, la memoria y las relaciones familiares. La novela no es fácil de leer, pero la recompensa es grande. El estilo de escritura es preciso y evocador, y la narración es fluida y atractiva, aunque a veces puede resultar confusa debido a la estructura fragmentada y a la multiplicidad de perspectivas. Sin embargo, esta confusión es intencional y contribuye a la atmósfera de misterio que impregna la historia.
La fortaleza de Jens, descrita con tanto detalle, no es solo un lugar físico; es una metáfora de la mente humana, de nuestros miedos, de nuestros secretos y de nuestras obsesiones. Es un lugar donde la realidad se distorsiona, donde el tiempo se detiene, y donde la normalidad se desvanece. La novela plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad, la culpa y la posibilidad de redención. Aunque los personajes son complejos y a menudo moralmente ambiguos, la narradora evoca empatía por cada uno de ellos, lo que hace que la historia sea aún más impactante. La tensión entre Jens y Liv, entre Maria y Liv, y entre los propios personajes y el lector, es palpable.
Sin embargo, a pesar de sus virtudes, «Resina» tiene algunos puntos débiles. La estructura fragmentada, aunque efectiva para crear una atmósfera de misterio, puede resultar frustrante para algunos lectores. La resolución de la historia es algo abrupta y no siempre satisfactoria, dejando algunas preguntas sin respuesta. No obstante, estas debilidades no empañan la grandeza de la novela. «Resina» es una obra que te acompañará mucho tiempo después de haberla terminado, y que te hará reflexionar sobre la complejidad de la condición humana. Recomendable a lectores que disfruten de la literatura de suspense psicológico, con una escritura cuidada y personajes bien construidos, sin miedo a una historia que no ofrece respuestas fáciles.
