La historia gira en torno al funcionario econometra Badà Biar, un personaje singular, casi un arquetipo de la
del poder, de la alienación del individuo en las estructuras burocráticas.
La gobernación es un microcosmos de la España de la precariedad, un lugar donde el desempleo, la pobreza y la falta de perspectivas se manifiestan de manera extrema. Badà, en su intento de «administrar» esta realidad, se enfrenta a la desesperación y la impotencia de sus «desempleados». Este encuentro sirve como detonante para una reflexión sobre la condición humana, sobre la responsabilidad del Estado y sobre la naturaleza de la administración como una forma de control. El personaje se convierte en un catalizador para la crítica, la obra se construye para que el lector cunda en su cuerpo corrupto, por la muerte del personaje, como los insectos de Leopoldo María Panero, Alain Resnais, Jacques Derrida y Augusto Roa Bastos.
La estructura del libro, lejos de ser lineal, se asemeja a una catafalco, un funeral en miniatura. Badà está preparado para el juicio, como si su vida fuera una preparación para el fin. La utilización del lenguaje es intencionalmente desordenada, casi caótica, reflejando el estado mental del personaje. Se mezcla el lenguaje técnico de la administración con fragmentos de filosofía existencial, creando una atmósfera de inquietud y desorientación. El lector se encuentra constantemente desafiado a decodificar las intenciones de Badà, a cuestionar las verdades que se le presentan. La obra, en esencia, pretende ser una invitación a la descomposición de nuestras propias certezas.
El núcleo de la obra reside en la deconstrucción de la figura del funcionario, llevada al extremo. Badà Biar no es un simple empleado; es un producto de la burocracia, un individuo atrapado en un ciclo de frustración y desesperación. Su objetivo, convertirse en funcionario, se convierte en una obsesión que lo consume y lo lleva a la locura. La gobernación de los desempleados, situada en una España postindustrial, se convierte en un laboratorio para experimentar con la propia identidad, con el poder y con la administración.
La novela explora la idea del «funcionario como arquetipo»: una figura que encarna la ineficiencia, la corrupción y la alienación. Badà Biar se alza como un símbolo de esa decadencia, un personaje que está condenado a fracasar en su intento de ejercer el poder. A través de sus acciones, el autor critica el sistema burocrático y la forma en que éste distorsiona la realidad y la identidad de los individuos. La administración se convierte en una forma de control, de control sobre la vida de las personas, sobre sus sueños y sus esperanzas.
El libro se nutre de un amplio repertorio de referencias culturales. Se hacen alusiones a autores como Kafka, W. Benjamin, Kraccauer y Canetti, así como a movimientos artísticos como el expresionismo y el arte del absurdo. La obra se construye como un collage de ideas y referencias, creando un universo literario complejo y desafiante. Se apela a las tradiciones filosóficas de la Teoría Crítica, la Literatura, el cine expresionista y el arte del absurdo. Se hace una referencia a la filosofía existencial.
La obra se presenta, en última instancia, como una meditación sobre la condición humana. Badà Biar, a través de su fracaso, nos confronta con nuestra propia impotencia ante el poder, con nuestra propia incapacidad para cambiar el mundo. La administración, como sistema de control, representa una forma de alienación, un proceso de desconexión entre el individuo y la realidad. El libro, por lo tanto, puede ser leído como una crítica social y política, así como una reflexión filosófica sobre la naturaleza del poder y la condición humana.
Opinión Crítica de Paciencias Miscegenagogicas Del Funcionario Econometra Bada
«Paciencias Miscegenagogicas del Funcionario Econometra Bada» es una obra verdaderamente singular, un desafío intelectual que exige una lectura activa y una disposición a la descomposición. Santiago Martínez Magdalena ha creado un ensayo que no ofrece respuestas fáciles, sino que nos confronta con preguntas incómodas sobre el poder, la administración y la condición humana. La obra es intrínsecamente experimental y, por lo tanto, no está exenta de dificultades. Sin embargo, en su torpeza, reside su fuerza, su capacidad para desestabilizar nuestras certezas.
La prosa de Magdalena es exuberante y a menudo confusa, pero esta misma confusión es precisamente lo que hace que la obra sea tan fascinante. El autor utiliza el lenguaje como un arma, un instrumento para desmantelar las nociones establecidas. La obra es una crítica mordaz al sistema burocrático, al Estado y, en última instancia, a la propia idea del «progreso». La complejidad de la obra, si bien puede resultar frustrante para algunos lectores, también es su mayor fortaleza.
Sin embargo, es importante reconocer que «Paciencias Miscegenagogicas» no es una obra para todos. Su densidad intelectual, su estilo fragmentado y su atmósfera de inquietud pueden resultar demasiado pesados para algunos. Recomendarla implica, por lo tanto, una advertencia: la obra exige una lectura activa y una disposición a cuestionar las propias creencias. No obstante, para aquellos que estén dispuestos a afrontar este desafío, la obra ofrece una experiencia literaria única y transformadora. Se presenta como un ejercicio de pensamiento, una invitación a la reflexión sobre el mundo que nos rodea. A pesar de sus dificultades, la obra es un logro importante en la literatura contemporánea.
Recomendaciones: Se recomienda leer la obra con un diccionario a mano, y estar preparado para releer pasajes varias veces. Es crucial una actitud abierta y la disposición a dejar de lado las expectativas convencionales. Esta obra no busca entretener, sino provocar.


