El libro se estructura en torno a la idea central de que el Occidente moderno, desde sus orígenes en la Ilustración, ha sido
, de “des-aprendizaje”. Nancy busca desestabilizar nuestros asuntos tóxicos, nuestras suposiciones y nuestras preocupaciones, y nos invita a experimentar con nuevas formas de pensamiento y de ser.
Nancy aborda la
del sentido se ha acelerado con el desarrollo de la tecnología, la industrialización, y la globalización. Él argumenta que esta “deformación” no es un “error” o una “incompetencia”, sino que es una consecuencia inherente a la condición humana.
Una de las ideas más fundamentales de la obra es la distinción entre ““sujeto” y “sujeto-partes”. Nancy argumenta que el “sujeto” moderno es un “sujeto” fragmentado, des-sujeto, des-ordenado, que ha perdido su conexión con su propia “vitalidad”. El “sujeto-parte”, por el contrario, es un “sujeto” más complejo y dinámico, que está en constante “circulación” con las fuerzas de la vida.
Nancy utiliza un estilo de escritura que es a veces dificultosoza, pero que es también estremecedormente creativo. Emplea un lenguaje que es a veces poético, a veces técnico, y que a veces parece ininteligible. Sin embargo, este estilo no es un simple ejercicio de obscenidad. Más bien, es un medio para evocar la complejidad y la dinámica de la experiencia humana.
Opinión Crítica de Occidentes Del Sentido / Sentidos De Occidente
«Occidentes Del Sentido» es un libro que requiere una lectura activa y perseverante. No es un libro para dejarse leer, sino para “des-leer”, para des-construir nuestras suposiciones, y para experimentar con nuevas formas de pensamiento. Nancy es un autor impresionante en su rigor intelectual y en su valentía conceptual. Su obra nos desafía a cuestionar la base de nuestra propia experiencia y de nuestra comprensión del mundo.
Sin embargo, la obra también puede resultar frustrante para algunos lectores. Su estilo de escritura, como se ha señalado, es a veces dificultosoza, y sus ideas a veces parecen imposibles de comprender. Además, su crítica a la modernidad puede parecer excessivamente pesimista y de desánimo. No obstante, creo que la dificultad de la obra es precisamente lo que la hace tan importante. Al obligarnos a luchar con sus ideas, nos ayuda a desarrollar una mayor conciencia de la complejidad del mundo y de nuestra propia vulnerabilidad.
Recomendaría «Occidentes Del Sentido» a estudiantes de filosofía, literatura, antropología, y cualquier persona interesada en la reflexión sobre la condición humana. Sin embargo, es importante entender que no se trata de una lectura fácil. Se requiere una disposición a aceptar la ambigüedad, la incertidumbre, y la «sombra» de la des-ilusión. Considero que la obra es un hito en la filosofía contemporánea, y que su influencia se seguirá sintiendo durante muchos años. Si, a pesar de su dificultad, logramos «des-encuentrarnos» con sus ideas, «Occidentes Del Sentido» nos recompensará con una experiencia intelectual profundamente enriquecedora.
