Poeta hondo y esencial, cada vez más amigo de las formas breves y de los mundos en miniatura, pertinente aforista en Silencios escogidos o en Soliloquios y divinanzas, narrador agudo, acuarelista de clara estirpe gayesca ahora José Mateos da a conocer al lector, una más de sus máscaras, la de dibujante geométrico y funambulista. [ ] Contemplador irónico del mundo en torno, José Mateos es un dibujante sonriente, escéptico, descreído, un poco estenográfico.
Ejerce la crítica de lo que sucede a diario, pero con florete, nada pues de panfleto, nada de bronca, nada de vozarrón.
Dibuja en voz baja, como el crepuscolare Marino Moretti escribía «poesie scritte col lapis».
Sus personajes tienen algo de flâneurs.
Van deambulando sin rumbo fijo por los salones, por las galerías, por los gimnasios, por las calles de una ciudad que no es Jerez, sino un Jerez más grande, más common.
Juan Manuel Bonet
