La historia se centra en el período en que Manuel Azaña, desilusionado y preocupado por la deriva de la política madrileña tras las elecciones de 1933 y la consolidación del poder de la derecha, decide retirarse a la tranquilidad de la finca «El Pi» cerca de Barcelona. Busca alejarse del turbulento ambiente político de la capital y dedicar tiempo a su obra y a la reflexión. Sin embargo, su llegada a Cataluña coincide con un momento de gran tensión política, precisamente con la proclamación de la República en España y, más importante aún, con la proclamación del Estatut Catalán por parte del gobierno de Lluís Companys.
El Estatut, una legislación que otorgaba a Cataluña un amplio autogobierno, fue visto por la derecha española, liderada por Cánovas del Castillo y Lerroux, como una amenaza a la unidad de España y, por tanto, como una «rebelión» de la región. El recién formado gobierno de Lerroux, acuso directamente a Azaña de estar detrás de la proclamación del Estatut, considerándolo un acto de desafío contra el orden establecido. Esta acusación fue la causa de su detención, un episodio que, como Azaña mismo reconoce, se convirtió en un período de intensa reflexión y contraste con su visión política.
Durante su cautiverio, Azaña, a pesar de las circunstancias, profundizó en sus reflexiones sobre el futuro de España y sobre la necesidad de un modelo democrático sólido y respetuoso con las autonomías regionales. Su defensa del Estatut de Catalunya no era un acto de adhesión ciega, sino una crítica constructiva al catalanismo, al que consideraba que, en ciertas corrientes, tendía al autoritarismo y a la falta de apertura a otras ideas. Azaña reconoce la legitimidad de la aspiración de Catalunya a la autonomía, pero insiste en la necesidad de un proyecto nacional que incluyera a todas las regiones y que se basara en el diálogo y la tolerancia.
El libro, narrado en primera persona por Azaña, revela con precisión las tensiones que existían entre el autor y el gobierno de Lerroux. Azaña, con su espíritu rebelde y su profunda convicción democrática, se enfrentó a la autoridad del gobierno y a las acusaciones de conspiración. La detención, aunque precaria y basada en acusaciones infundadas, le permitió reflexionar con mayor intensidad sobre los problemas de España y sobre la necesidad de un cambio de rumbo.
La principal línea argumental del libro se centra en el contraste entre la visión de Azaña sobre la democracia y la del gobierno de Lerroux. Mientras que Azaña defendía un modelo democrático inclusivo, basado en el respeto a la legalidad y en la participación de todos los sectores de la sociedad, el gobierno de Lerroux se aferraba a un modelo autoritario y centralizador, que buscaba imponer su voluntad a la fuerza. Azaña, con su estilo crítico y su profunda inteligencia, desafiaba constantemente al gobierno y exponía sus contradicciones.
Más allá de la simple narración de un episodio de su vida, «Mi Rebelión En Barcelona» es una profunda reflexión sobre la naturaleza de la democracia y sobre los peligros del autoritarismo. Azaña, a través de sus reflexiones y de sus críticas, nos invita a interrogar nuestra propia concepción de la democracia y a defender los valores de la libertad, la tolerancia y el respeto a la legalidad. El libro no solo esvalora la experiencia de la época, sino que ofrece lecciones valiosas para la presente, dado que los problemas que Azaña describe con tanta perspicacia siguen siendo relevantes en la actualidad.
Opinión Crítica de Mi Rebelion En Barcelona: Un Testimonio de Valor y un Mensaje Atemporal
«Mi Rebelion En Barcelona» es un libro extraordinariamente valioso, no solo por su importancia histórica, sino también por la calidad de su escritura y por la profundidad de sus reflexiones. Azaña, con su estilo claro y directo, nos ofrece un relato preciso y conmovedor de un período crucial de la historia española, un periodo marcado por la crisis de la República y por la lucha entre la democracia y el autoritarismo. La edición de Calambur, manteniendo la fidelidad a la original de 1935, garantiza la integridad del relato, permitiendo al lector sumergirse en el contexto histórico y comprender las motivaciones del autor.
El libro no es solo una reminiscencia de un momento histórico, sino que sigue siendo, un mensaje atemporal sobre la importancia de la libertad de expresión, la defensa de la democracia y el respeto a las diferencias. La crítica de Azaña a ciertos sectores del catalanismo, aunque intensa, es un recordatorio de que la defensa de la libertad no puede ser ciega y que la tolerancia y el diálogo son esenciales para superar los conflictos. Azaña, con su profundo conocimiento de la historia y de la política, nos ayuda a comprender los desafíos que enfrentan las democracias y a defender los valores que las sustentan.
«Mi Rebelión En Barcelona» es un libro que debe ser leído y releído por todos aquellos que se interesen por la historia de España y por los desafíos de la democracia. Es un testimonio de valor que nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y a defendernos de las amenazas al libre pensamiento y a la libertad. La edición de Calambur, proporciona un acceso valioso a un texto que permanece tan vigente como en 1935.


