El libro de Zafra se centra en el periodo de gobierno de Azaña (1931-1936), explorando la evolución de sus ideas y su defensa de la República como fundamento de cualquier sistema democrático. Azaña no consideraba la democracia como un simple proceso electoral o la existencia de un parlamento. Para él, la democracia debía ser una realidad moral y social, una construcción que se basara en el civismo, la educación cívica y el cumplimiento de los principios republicanos. Azaña entendía que la verdadera democracia solo podía surgir cuando la ciudadanía estuviera realmente comprometida con los valores de la república, una ciudadanía que se esforzara por engrandecer la nación y promover el bienestar de todos sus ciudadanos.
La obra de Zafra destaca la importancia del concepto de «republicanismo como ideología» en la visión de Azaña. Azaña se definía a sí mismo como un republicano antes que como un político, y este compromiso ideológico lo impulsaba a tomar decisiones que, en ocasiones, se interpretaron como dogmáticas o incluso sectarias. El autor muestra cómo Azaña utilizaba la Constitución como un instrumento para defender su ideal republicano, a menudo invocándola incluso para justificar decisiones que parecían contrarias al espíritu del texto constitucional. Esto se manifiesta, por ejemplo, en su actitud hacia las minorías que no compartían sus ideales republicanos, a quienes se les negaba el derecho a participar en el gobierno de la República.
El libro también analiza la relación de Azaña con otras figuras políticas de la época. El autor demuestra que Azaña se enfrentó a una fuerte oposición por parte de los sectores más conservadores de la sociedad española, así como de algunos sectores de la izquierda que consideraban que Azaña era demasiado individualista o poco comprometido con las causas obreras. No obstante, Azaña logró mantener el apoyo de una amplia base social, que veía en él un defensor de la dignidad humana y de los derechos fundamentales. La visión de Azaña de la República se fundamentaba en la idea de una ciudadanía activa, responsable y comprometida con el bien común.
Zafra argumenta que la postura de Azaña se basa en un «republicanismo de tipo social», que no solo se centraba en la forma de gobierno, sino también en la formación de la conciencia ciudadana. Para Azaña, la República no era simplemente un régimen político, sino un proyecto de transformación social y cultural, que implicaba la creación de una nueva identidad nacional, basada en los valores de la libertad, la igualdad y la justicia. El libro detalla cómo Azaña intentaba implementar este proyecto a través de diversas medidas, como la reforma del sistema educativo, la promoción de la cultura y el fomento de la participación ciudadana.
La obra destaca el papel central de la educación cívica en la visión de Azaña. Azaña creía que era fundamental educar a los ciudadanos en los valores de la república, para que pudieran comprender la importancia de la participación política y para que pudieran defender los principios democráticos. Zafra ilustra con ejemplos concretos cómo Azaña promovió esta educación cívica a través de la reforma del sistema educativo, la creación de instituciones culturales y la organización de actividades de participación ciudadana. La idea era formar una «republica de ciudadanos» y no solo una república con representantes.
Además, el libro analiza la manera en que Azaña utilizó la Constitución para justificar sus acciones. La Constitución de 1931, en la perspectiva de Azaña, no era solo un documento legal, sino un «manual de civismo» que debía guiar la conducta de los ciudadanos y los gobernantes. Zafra demuestra que Azaña a menudo invocaba la Constitución para justificar decisiones que parecían contrarias al espíritu del texto constitucional, argumentando que estas decisiones eran necesarias para proteger la República y para asegurar el cumplimiento de los principios democráticos. Esta actitud dogmática, aunque a menudo criticada, refleja el profundo compromiso de Azaña con la defensa de su ideal republicano.
Opinión Crítica de Manuel Azaña. Republica Antes Que Democracia
El libro de Zafra es una obra imprescindible para comprender la figura de Manuel Azaña y su papel en la historia de la Segunda República Española. Zafra logra ofrecer una interpretación rigurosa y convincente del pensamiento de Azaña, desentrañando la complejidad de su ideología y mostrando cómo esta ideología influyó en sus decisiones políticas. La obra no solo proporciona un análisis histórico detallado, sino que también invita a la reflexión sobre cuestiones fundamentales, como la naturaleza de la democracia, la relación entre la forma de gobierno y la sociedad civil, y el papel de la educación en la formación de ciudadanos.
Sin embargo, el libro también se enfrenta a algunas críticas justificadas. La interpretación de Zafra, aunque rigurosa, a veces se percibe como excesivamente defensiva hacia Azaña, pasando por alto algunas de las contradicciones y aspectos problemáticos de su pensamiento. Azaña, a menudo, se muestra como un líder inflexible, dogmático e incluso sectario, lo que puede resultar percibido como una visión simplificada de su figura. La insistencia de Zafra en la importancia de la «república como ideal» puede, en algunos casos, oscurecer la necesidad de pragmatismo y de adaptación a las circunstancias políticas.
«Manuel Azaña. República Antes Que Democracia» es un libro valioso que nos permite comprender mejor la complejidad de la Segunda República Española. No obstante, es importante leerlo con una actitud crítica, reconociendo tanto las fortalezas como las limitaciones de la obra de Zafra. El libro nos recuerda que Manuel Azaña fue un personaje singular y contradictorio, un defensor apasionado de la libertad y la democracia, pero también un líder que a veces se mostró incapaz de adaptarse a los cambios y de llegar a acuerdos con sus oponentes. Una lectura recomendada para aquellos interesados en la historia de España y en la reflexión sobre la naturaleza de la democracia.


