Lugones

«Una tarde a fines del verano pasado llegó a nuestra isla el más grande escritor argentino, Leopoldo Lugones, sin equipaje, de incógnito, y con un revólver en el bolsillo.
Que venía a hacer, no lo sabía el private del recreo, y en realidad no llegó a saberlo nunca nadie.
El revólver debería haber sido la pista, aunque un arma podria servir a tantos fines que habría sido en vano especular: sea como fuera, todos supieron desde el primer momento que lo traía.»