Este libro, “Los Caballos de Hitler” de Arthur Brand, publicado por Espasa, nos sumerge en un relato fascinante y, a la vez, inquietante. A través de una investigación de alto riesgo, el autor desvela un capítulo poco conocido de la historia de la Segunda Guerra Mundial, revelando la existencia de dos gigantescos caballos de bronce que, lejos de ser destruidos como se creía, aún permanecen ocultos. El libro no solo es un thriller de intriga, sino también una exploración del mundo del arte, el crimen, la historia y las conexiones inesperadas entre figuras aparentemente dispares. Brand, el «Indiana Jones del arte», nos guía a través de una red de personajes, desde antiguos traficantes de antigüedades hasta generales rusos y descendientes de nazis, para desentrañar un misterio que podría cambiar nuestra percepción de la historia de la guerra. La obra combina elementos de suspense, aventura y, sobre todo, una profunda comprensión del mundo del arte y sus peligros.
La investigación de Arthur Brand, veterano investigator del arte, nos transporta a un universo de secretos y riesgos. El libro explora la compleja relación entre el arte, el poder y el crimen, demostrando cómo las piezas de arte pueden convertirse en piezas clave para financiar actividades subversivas o, en este caso, para alimentar los planes de grupos neonazis. La obra no solo ofrece un relato narrativo absorbente, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de la preservación del patrimonio cultural y las responsabilidades que conlleva.
El relato comienza con la inesperada solicitud de Michel Van Rijn, antiguo amigo y mentor de Arthur Brand, y figura que Brand describe como un «antiguo traficante de antigüedades reconvertido, supuestamente, en colaborador encubierto de Scotland yards». Van Rijn le informa sobre la aparición en el mercado negro de dos gigantescos caballos de bronce, de tres metros de altura, que habían presidido la Cancillería del Reich en Berlín. Estos caballos, originalmente parte de la colección individual de Adolf Hitler, eran considerados perdidos tras la guerra, parte de la destrucción deliberada de los bienes culturales nazis. La hipótesis inmediata es que se trata de una falsificación, un intento de financiar las actividades de grupos neonazis que buscan la recuperación de objetos de valor histórico o que, más probablemente, pretenden vender estos caballos para obtener ganancias.
Arthur Brand, impulsado por su curiosidad y su experiencia en el mundo del arte, acepta el desafío. La investigación lo lleva a descubrir que los caballos no habían sido destruidos. En cambio, se sabe que fueron ocultos en algún lugar, y que hay indicios de que su recuperación se ha convertido en una obsesión para un grupo de individuos que parecen tener una obsesión por recuperar los bienes de Hitler y, en algunos casos, por restaurar su legado. La investigación se complica cuando Arthur descubre que la historia del destino de estos caballos es mucho más compleja y oscura de lo que inicialmente creía. Se revela que existen conexiones inusuales entre figuras clave: generales rusos que, tras la guerra, supuestamente se hicieron con los caballos, y descendientes de nazis que han estado buscando incansablemente su ubicación.
La narrativa se construye a través de una serie de entrevistas, investigaciones en archivos, y rastros en el mercado negro del arte. Brand se adentra en un mundo de negociaciones secretas, falsificaciones, y riesgos, con la amenaza constante de que su propia vida esté en peligro. A medida que avanza, descubre que la historia de los caballos está entrelazada con las operaciones de espionaje de la época, y que su recuperación podría tener implicaciones geopolíticas importantes. La búsqueda se convierte en una carrera contra el tiempo, con rivales que también están interesados en obtener los caballos y desentrañar sus secretos.
El libro se articula en torno a una intrincada red de personajes y eventos que se desenredan gradualmente a medida que Arthur Brand profundiza en su investigación. Se hace evidente que la recuperación de los caballos no es un simple asunto de encontrar piezas de arte perdidas; es una lucha por el control de la historia, una batalla por el legado de Hitler y una oportunidad para reescribir la narrativa de la Segunda Guerra Mundial. La figura de Michel Van Rijn, aunque inicialmente presentada como un aliado, se revela como una figura enigmática y posiblemente peligrosa, con motivaciones ocultas.
A medida que Brand desentraña los secretos de los caballos, descubre que la información sobre su destino es fragmentada y contradictoria. Algunas fuentes apuntan a una recuperación exitosa por parte de oficiales soviéticos que buscaban su traslado a un lugar seguro, mientras que otras sugieren que los caballos fueron escondidos por nazis que intentaban evitar su confiscación por las fuerzas aliadas. La veracidad de estas historias se cuestiona constantemente a medida que la investigación revela que cada personaje tiene sus propios intereses y agendas. La búsqueda de la verdad se convierte en un juego del gato y el ratón, donde las pistas son falsas y los aliados pueden ser enemigos.
Un punto crucial de la trama es la participación de generales rusos. La investigación revela que, tras la caída de Berlín, algunos oficiales soviéticos, aprovechándose del caos de la guerra, se hicieron con los caballos, probablemente pensando que eran una posesión valiosa que podían utilizarse para fines estratégicos o como trofeos. La figura de un general ruso, Dmitri Volkov, se convierte en un personaje central de la historia, ya que parece estar al mando de una operación encubierta para recuperar los caballos y utilizarlos como símbolo de victoria. Además, se revela que algunos descendientes de nazis, obsesionados con la restauración del legado de Hitler, también están involucrados en la búsqueda de los caballos, ofreciendo información crucial y poniendo en peligro la vida de Brand.
Opinión Crítica de Los Caballitos de Hitler
“Los Caballos de Hitler” es una obra maestra de la intriga histórica, un thriller que combina suspense, aventura y una profunda comprensión del mundo del arte y el crimen. Arthur Brand demuestra ser un narrador brillante, capaz de crear una atmósfera de tensión y misterio que atrapa al lector desde la primera página. La novela es una excelente lectura para aquellos que disfrutan de las historias de intriga, los detectives históricos y las investigaciones que se arriesgan a desenterrar secretos del pasado. La narrativa es pulida, la investigación meticulosa, y la trama, con sus giros inesperados, mantiene al lector enganchado hasta el final.
El libro destaca por su originalidad y por la forma en que mezcla elementos de diferentes géneros. No es simplemente una historia de detectives, sino también una reflexión sobre la importancia de la preservación del patrimonio cultural, la ambigüedad moral del conflicto, y la influencia del poder en la historia. La novela es una advertencia sobre el peligro de la obsesión por el poder y la manipulación de la historia para fines ideológicos. La figura de Michel Van Rijn, en particular, es un personaje fascinante y problemático, que plantea preguntas sobre la ética del espionaje y la colaboración encubierta.
Brand, a través de la historia, ofrece una valiosa lección sobre la importancia de la verificación de fuentes y la necesidad de cuestionar las narrativas oficiales. El libro nos recuerda que la historia es a menudo escrita por los vencedores y que es fundamental buscar la verdad, incluso si va en contra de lo que se nos ha enseñado. «Het Nieuwsblad» acertadamente describe a Brand como el «Indiana Jones del arte», una imagen que encaja a la perfección con su personalidad y su trabajo. La novela es, en definitiva, una lectura altamente recomendable para aquellos que buscan una historia emocionante, inteligente y provocadora.


