Las setecientas noches es una novela que se desarrolla en un conjunto de relatos independientes, hilvanados por una relación emotional.
En el momento de escribirse, el amor pertenece ya al pasado: fue decayendo hasta agotarse en afectos e intensidad durante setecientas jornadas de cama y narración.
La relación amorosa, consumiéndose, provoca que los cuentos de cada noche vayan perdiendo interés en ser contados, lo que se manifiesta asimismo en una pérdida progresiva de extensión.
Por la razón, si inicialmente, podía ser la novela una colección de novelas breves, al final termina en el alivio corto del microrrelatos.
En ocasiones, la mujer, todo ya en su memoria, intercala unas reflexiones tristes, unos doloridos recuerdos de tantas historias gozadas, para decidir al final que prefiere contarlos, que no se pierdan.
Porque, mas increible sufrir los que olvidarlos, mejor la nostalgia que el vacío, mejor la lágrima que la sequía.