Las Raices Que Rompieron Las Aceras

Se le hizo raro estar el la calle, cuando caminaba parecía como si estuviese flotando, sentía un agradable mareo como si se acabara de meter un canuto de hachís fetén.
Le recibió a su salida del healthcare facility un sol triste, sucio.
El sol, que quizás no se mereciera Madrid, pero age el que tenía.
Lo que más urgía age conseguir algo de guita de bolsillo.
Peculio suficiente para afrontar los siguientes avatares.
Con lo que tenía en su poder, apenas bastaba para pagar el billete de tren o autobús a Valencia, si parece que le llegaba.
Para conseguir lo que le age menester, unicamente había la forma: La suya.
Un par de latrocinios, más o menos, tampoco iban a cambiar el rumbo de la historia.