La obra de Aubert se centra en el período que va desde 1885, año del primer gobierno de Cánovas del Castillo, hasta 1931, año de la proclamación de la Segunda República. Este lapso se elige deliberadamente porque es testigo de los puntos de inflexión más importantes que, según el autor, condujeron a una España que no alcanzó su potencial. La tesis central del libro es que España estuvo en una posición única para adoptar un modelo de desarrollo más moderno y democrático, pero que, debido a una serie de errores estratégicos y a la persistencia de estructuras políticas anticuadas, se condenó a la marginación.
Aubert analiza detalladamente la influencia del imperialismo español en África, no solo como una empresa de expansión territorial, sino como una inversión económica que, en lugar de fortalecer la economía española, la mantuvo en un estado de dependencia y atraso. El autor argumenta que la inversión en guerras coloniales, en lugar de impulsar la industrialización y el desarrollo de sectores productivos más avanzados, consumió recursos valiosos y desvió la atención de los problemas internos del país. Además, la ambición imperialista, lejos de abrir España a la modernidad, la mantuvo aislada del resto de Europa y le impidió participar plenamente en el proceso de industrialización que se estaba produciendo en otros países.
El libro explora también la naturaleza del Sistema de la Restauración, caracterizado por la alternancia entre conservadores y liberales, sin que ninguno de los dos grupos lograra implementar reformas profundas que adaptaran el país a las nuevas realidades del siglo XX. La alternancia política constante, según Aubert, impidió la consolidación de un sistema político estable y moderno, y mantuvo a España en un estado de incertidumbre y debilidad, lo que la hizo vulnerable a las presiones externas y a las crisis internas. El autor desmitifica la imagen de “orden” y “estabilidad” que se proyectaba sobre la Restauración, mostrando que, en realidad, se trataba de un sistema rígido y excluyente, que favorecía los intereses de una élite terrateniente y que ignoraba las aspiraciones de la mayoría de la población.
Aubert analiza en particular la situación de la clase obrera española, que, a pesar de su creciente importancia económica, seguía estando marginada de la vida política y social, y que se veía sometida a condiciones laborales precarias. El autor critica la falta de medidas para proteger los derechos de los trabajadores y la ausencia de políticas de bienestar social, que contribuyeron a generar tensiones y conflictos sociales, y que, en última instancia, desembocaron en la crisis de 1902. Asimismo, considera la crisis financiera del país como un factor determinante, la falta de inversión en infraestructura y el control ejercido por la banca sobre la economía, contribuyeron a frenar el desarrollo económico y a profundizar la crisis social.
La obra de Aubert se construye sobre la premisa de que España se perdió una oportunidad única para modernizarse y entrar a formar parte del circuito de la civilización europea, a pesar de la existencia de factores que podían haber favorecido dicho proceso. El autor plantea que la crisis de 1902, y no solo la de 1931, puede considerarse el punto de no retorno, el momento en que España, incapaz de afrontar los desafíos de la época, se desacopló de el progreso europeo.
Aubert argumenta que la falta de una industrialización efectiva, impulsada por una inversión adecuada, tecnología y un mercado interno robusto, mantuvo a España en una posición de dependencia económica. Mientras que otras potencias europeas se estaban transformando en imperios industriales, España continuaba dependiendo de la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados, lo que la hizo vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional y la expuso a las políticas proteccionistas de los países más avanzados. El autor expone cómo el intento de la “Reforma Agraria”, fallido y superficial, no abordó las causas fundamentales del problema, y en su lugar, solo exacerbó las tensiones entre los propietarios y los campesinos, dando lugar a descontentos y conflictos.
El autor considera que la política exterior española, caracterizada por la búsqueda de un “tercer vía” entre el Imperio y la República, fue fundamentalmente ineficaz. La frialdad y la ausencia de una identidad clara en la escena internacional, contribuyeron a aislar a España y a reforzar su posición de enorme y desactualizada. La falta de participación en organizaciones internacionales y su resistencia a adoptar nuevas tecnologías, hicieron que España se alejaraida del corazón del progreso.
Opinión Crítica de La España Que Pudo Ser (1885-1931): Reflexiones y Recomendaciones
“La España Que Pudo Ser” es, sin duda, un libro estimulante y provocador. Aubert presenta una narrativa alternativa de la historia española que invita a la reflexión y al debate. No obstante, es importante leer el libro con espíritu crítico, reconociendo que se trata de una construcción histórica y que, a pesar de su rigor, no puede ser considerada una verdad absoluta. El autor, al enfocarse en lo que “podría haber sido”, se permite tomar licencias creativas, lo que, en algunos casos, puede llevar a exageraciones o a interpretaciones sesgadas.
Aubert es especialmente perspicaz en su análisis de la influencia del conservadurismo en la historia española. A pesar de que no se dedica a juzgar a los actores de la época, hace evidente cómo la resistencia al cambio, la defensa de los privilegios de la élite terrateniente y la negación de las demandas de la clase obrera, fueron obstáculos fundamentales para el desarrollo de una España moderna y democrática. Sin embargo, el libro podría haber profundizado más en el papel de las tensiones sociales y políticas que, en realidad, eran la principal causa de la inestabilidad y la crisis que caracterizaron a la España de finales del siglo XIX y principios del XX. Una mayor atención a la dinámica de las huelgas, los movimientos sociales y las revueltas campesinas, podría haber profundizado en la comprensión de los factores que condujeron al colapso del sistema de la Restauración.
“La España Que Pudo Ser” es una obra valiosa para todos aquellos que se interesan por la historia de España. Recomendamos su lectura a estudiantes, investigadores y a cualquier persona que desee comprender mejor los desafíos y las contradicciones de la historia española. Aun con sus limitaciones, el libro sirve como un recordatorio constante de la importancia de la toma de decisiones y de la necesidad de adaptarse a los cambios del mundo. Se puede leer como un punto de partida para nuevas investigaciones y para profundizar en los aspectos más controvertidos de la historia española. Considerar la obra como un experimento intelectual, no como un relato definitivo, puede ayudar a desarrollar una perspectiva más crítica y diversa sobre el pasado.
