El libro se estructura, en esencia, como una serie de reflexiones de un trabajador secular, cuyo nombre no se revela, dentro de un entorno escolar católico. Estas reflexiones, que conforman el núcleo de la obra, se centran en la
, considerando que la escuela católica debe ser un lugar donde se vive la fe de manera tangible y coherente. El autor
de la escuela. No obstante, esta «pesimismo» está justificado por la realidad de la situación, y contribuye a una «conciencia crítica» de los desafíos que enfrenta la escuela.
A pesar de estas limitaciones, el libro de Garrido es una obra de gran valor. Su honestidad y su «tono» son fundamentales para fomentar el debate y la reflexión. Además, su enfoque en la «dimensión humana» de la educación repite la importancia de los valores, como la justicia, la solidaridad y la paz. Se podría recomendar el libro a aquellos que busquen una visión crítica de la escuela católica, que tengan un compromiso con los valores y que estén dispuestos a reflexionar sobre el futuro de la educación. Es una obra que, en definitiva, nos recuerda que la escuela católica debe ser un lugar de esperanza, un lugar donde se construya un mundo más justo y solidario. Se recomienda leerlo en su totalidad para comprender la complejidad del tema, y para disponer de una «perspectiva crítica» para el debate.
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