La Ciudad Vieja de Jerusalén ha fascinado y devoto a hombres y mujeres a lo largo de la historia. Un lugar donde la fe se entrelaza con la arqueología, la política y la memoria. Mikel Ayestaran, residente de la ciudad desde hace años, nos invita a un viaje profundo y personal en «Jerusalén, Santa Y Cautiva», no como un historiador o un periodista, sino como un vecino, un observador y, sobre todo, un ser humano inmerso en la atmósfera única de esta ciudad sagrada. El libro se presenta como una crónica íntima, tejida a partir de las historias de los vecinos de los cuatro barrios que conforman la Ciudad Vieja: musulmán, judío, armenio y cristiano. A través de estas narrativas, Ayestaran desvela una Jerusalén compleja, llena de contradicciones, pero también de una profunda espiritualidad y un sentido de pertenencia arraigado en siglos de historia. El libro no busca ofrecer una visión definitiva de la ciudad, sino más bien una serie de fragmentos que, al unirse, conforman un retrato rico y matizado de la vida en el corazón de la Tierra Santa.
«Jerusalén, Santa Y Cautiva» es, en esencia, una exploración de cómo la fe, la esperanza y la espera se manifiestan en la vida cotidiana de sus habitantes. A través de las voces de sus vecinos, el autor nos introduce en las intrigas políticas que rodean la ciudad, las tensiones religiosas que la caracterizan y la búsqueda constante de significado en un lugar que ha sido escenario de tantas guerras, conquistas y transformaciones. Pero más allá de los conflictos y las tensiones, el libro celebra la perseverancia, la solidaridad y el espíritu de comunidad que han permitido a sus habitantes mantener viva su fe y su cultura en un entorno tan hostil. La estructura narrativa, construida a partir de entrevistas y observaciones, nos ofrece una perspectiva única de la vida en la Ciudad Vieja, invitándonos a reflexionar sobre la naturaleza de la fe, la importancia de la memoria y la necesidad de construir puentes entre culturas y religiones.
El libro se articula en torno a las ocho puertas de la Ciudad Vieja, cada una con su propia historia y significado. Ayestaran, con su perspectiva de vecino, se sumerge en el día a día de los habitantes de los barrios que rodean estas puertas, explorando cómo la fe y la esperanza se proyectan sobre el paisaje urbano. Se hace evidente que, para muchos, las puertas no son simplemente puntos de acceso, sino también
. La espera del Mesías y el regreso del Redentor es un tema recurrente, reflejando la sensación de estar en un estado de espera, de anticipar un cambio fundamental en la historia de la humanidad.
La novela explora la complejidad de la vida en la Ciudad Vieja, donde el pasado y el futuro se entrelazan constantemente. Los cementerios estratégicamente ubicados alrededor de las puertas, donde muchos judíos y musulmanes están enterrados, son una consecuencia de esta espera. Se entiende como un acto de fe, una forma de estar en el lugar correcto para recibir la salvación. Ayestaran también explora el papel de la memoria en la formación de la identidad de los habitantes de la Ciudad Vieja. La historia de la ciudad, con sus guerras, conquistas y transformaciones, se transmite de generación en generación, moldeando la forma en que sus habitantes ven el mundo. La ciudad es un depósito de historias, un lugar donde se pueden encontrar respuestas a las preguntas más profundas de la existencia humana. El autor usa un lenguaje accesible y evocador, que permite al lector sumergirse en la atmósfera de la Ciudad Vieja y comprender la complejidad de la vida en este lugar sagrado.
Opinión Crítica de Jerusalén, Santa Y Cautiva:
«Jerusalén, Santa Y Cautiva» es una obra poderosa y conmovedora, que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la fe, la importancia de la memoria y la necesidad de construir puentes entre culturas y religiones. El autor logra crear una imagen vívida y realista de la Ciudad Vieja, mostrando al mismo tiempo su belleza y su complejidad. La novela no ofrece respuestas fáciles, pero sí nos obliga a confrontar nuestras propias ideas preconcebidas sobre la religión y la política. Es un libro que nos hace pensar y que nos invita a una mayor comprensión del mundo.
Aunque la estructura narrativa puede parecer fragmentada al principio, esta técnica es fundamental para capturar la esencia de la vida en la Ciudad Vieja, donde la historia, la memoria y la experiencia individual se entrelazan de manera tan compleja. Ayestaran no se limita a describir la ciudad, sino que se sumerge en la vida de sus habitantes, mostrando la diversidad de sus experiencias y perspectivas. El libro es una celebración de la humanidad en todas sus formas, y un llamado a la tolerancia y la comprensión. Sería un buen libro para aquellos interesados en la historia de Jerusalén, la religión, la arqueología, la política o la cultura. Si busca una novela reflexiva y profundamente humana, «Jerusalén, Santa Y Cautiva» es una excelente opción.
«Jerusalén, Santa Y Cautiva» es una obra que queda en la memoria mucho después de haber terminado de leerla. Es una historia que nos conmueve, nos hace pensar y nos invita a un viaje de descubrimiento personal y colectivo.
