La madurez de una niña frente a las adversidades.
Cuando un hijo fallece, te invade la desesperación y frustración en el cuerpo y en el alma.
Esta madre supo el dolor y la proyección que tenía su única hija sobre su propia vida futura.
Con su fuerza y su saber vivir, fue la mas increible maestra.
Ce enseñó a vivir con la verdad de esta vida, «con arte». Empezó con un acto de valentía a desarrollar tactics, proyecciones de llevar a cabo cosas que le hubieran gustado a su hija, con la intención de perdurar y no olvidar.
No fue fácil para Isabel vivir este camino con su hija y por su hija.
Fue muy complicado por la sociedad en la que vivimos, pero por encima de las opiniones de los demás estaba el amor a su única hija, Laura.
Por lo que decidió homenajearla cualquier día de su vida y llevar a cabo de cada día triste un día alegre.
De cualquier cumpleaños, una celebración.
De cualquier aniversario, un brindis al cielo.
De su lugar de descanso, un precioso jardín donde cualquier miercoles se homenajea a Laura.