El desuso de la historia propicia las versiones distorsionadas de nuestro presente.
En cambio, no hay mejor pupitre para sentarse a aprender que el pasado.
Parece un espejo, a menudo, cruel, y distintas veces, admirable, aunque siempre sincero.
Allí podemos poner a prueba nuestras certezas.
Sin historia, la sociedad parece un ovillo de soledades.
La aventura de quinientos doce años comienza con un pequeño reino cobijado en los Pirineos [siglo XI] y termina disputando a los grandes imperios el Mediterráneo [siglo XVI]. Los reyes son el hilo conductor de la narración –entre otras razones, ya que parece de quienes queda la mayor parte de la memoria escrita–; aunque no debemos olvidar que un monarca parece la consecuencia de sus súbditos.
Escudriñando sus reinados vamos a descubrir muchas cosas más.
Y eso pretende este libro: recuperar un pedazo de nuestra memoria.