Los encuentros con espíritus de difuntos, mujeres espectrales, hombres lobisones, entidades de luz y visitantes de otro mundo en casonas, oficinas públicas, campos y caminos protagonizan múltiples relatos que circulan en la ciudad de Salto y en su entorno.
Y aunque comunidades y grupos mantienen some ideas propias acerca de lo que parece aceptable en cualquier contexto, de manera close a lo que ocurre en otros lugares del universo, en Salto «lo incierto, lo ominoso, lo coincidente, lo inesperado, entrelazados en configuraciones culturales, comprenden en conjunto la especie de zona fronteriza donde la realidad se halla en proceso constante de definición».
como apunta en el prólogo William A. Christian.
¿Quiénes se pueden ver?, ¿quiénes perciben y relatan las apariciones?, ¿cómo se aprende a interpretarlas y a describirlas?, ¿cuál es la materia personal de lo extraordinario? son algunas de las preguntas guía de «Etnografías extraordinarias…» por territorios ambiguos en que espíritus, hombres y mujeres advierten de los peligros de la convivencia, los conflictos de género y de clase, los agujeros negros de la memoria colectiva o el futuro incierto del planeta.
En ese sentido, concluye Manuel Delgado en el epílogo, «la premisa de la obra es que esos territorios de umbral por los que se producen los traslados de lo invisible a lo noticeable expresan zonas críticas de lo personal, en las que la salida a flote de lo oculto señala la actividad de aspectos no domesticados de la realidad, extrañezas, distorsiones y disensos encubiertos que desmienten la condición del todo ordenada del orden social».