La obra de Ernst Ludwig Kirchner y de Die Brucke se caracteriza por una ruptura radical con las convenciones artísticas de la época. El grupo rechazaba la representación naturalista, la perspectiva tradicional y el uso de colores suaves. En su lugar, optaban por una estética de lo grotesco, lo urbano y lo emocionalmente cargado. Los rasgos que distinguieron a los integrantes de Die Brucke fue la utilización de vivos colores (frecuentemente azules, rojos, y amarillos) encerrados en formas planas, geométricas y sin volumen ni perspectiva. Esta decisión, a menudo criticada en su momento, permitía a los artistas concentrarse en la transmisión de emociones y en la distorsión de la realidad para reflejar su subjetividad.
La recuperación de técnicas de grabado, especialmente la xilografía (grabado acerca de madera), fue otro elemento clave en el trabajo de Die Brucke. El proceso de grabado sobre madera, con sus limitaciones y su textura particular, obligaba a los artistas a simplificar las formas, a acentuar las líneas y a trabajar con colores muy intensos. Además, la técnica de grabado era más lenta y laboriosa que la pintura, lo que obligaba a los artistas a tomarse un tiempo para reflexionar sobre su trabajo y a experimentar con diferentes materiales y técnicas. Los trabajos en xilografía, así como los grabados en linóleo, eran generalmente de tirada limitada y por esta razón, se convirtieron en objetos de colección.
Los temas que vertebraron la obra de Kirchner reflejaban todo aquello que le rodeaba: la prostitución en los barrios marginales de Berlín, los locales nocturnos llenos de humo y luces, la agitación de la vida en las enormes ciudades, la soledad y el aislamiento del individuo en la metrópolis moderna, la figura del artista como un marginado y un observador del mundo. Kirchner, a través de sus pinturas, buscaba no solo representar la realidad, sino también revelar las tensiones, los conflictos y la angustia de la vida moderna. Sus obras son, por lo tanto, un reflejo de su propio estado de ánimo, pero también una representación de la sociedad de su época.
La influencia de la obra de Kirchner en el desarrollo del Expresionismo es innegable. No solo estableció las bases de la estética del grupo, sino que también sentó un precedente para una nueva forma de entender el arte. Su obra, inicialmente recibida con escepticismo y rechazo por parte de la crítica de arte, fue posteriormente reconocida como una de las obras más importantes del siglo XX. El libro de Bloss ofrece una guía exhaustiva para comprender la evolución de Kirchner como artista y como líder del movimiento Die Brucke.
El libro examina la evolución de la obra de Kirchner a lo largo de su carrera, desde sus primeras obras influenciadas por el impresionismo y el puntillismo, hasta sus obras más maduras, caracterizadas por una mayor expresividad y una mayor carga emocional. Se destaca cómo Kirchner, a medida que avanzaba en su carrera, amplió su vocabulario expresivo, experimentando con diferentes técnicas y estilos. Sin embargo, mantuvo siempre la esencia de su visión artística: la necesidad de un arte que fuera honesto, visceral y que expresara la angustia y la desilusión del individuo ante la modernidad.
Además, el libro explora la relación de Kirchner con otros artistas de su época, como Emil Nolde, Max Pechstein, y Karl Schmidt-Rottluff, mencionando las diferencias y similitudes entre sus obras y sus filosofías artísticas. Se analiza cómo Kirchner, a través de su liderazgo, ayudó a consolidar Die Brucke como un movimiento artístico de vanguardia, promoviendo la experimentación, la libertad creativa y la búsqueda de nuevas formas de expresión. El libro pone de manifiesto que, la influencia de Kirchner no se limitó solo a su propia obra, sino que se extendió a toda una generación de artistas.
Opinión Crítica de Ernst Ludwig Kirchner. Die Brucke.: Unánime Angustia, una Vanguardia Auténtica
La obra de Kirchner y de Die Brucke se considera, en el presente, como una de las manifestaciones más importantes de la vanguardia artística del siglo XX. No obstante, la recepción inicial de su obra fue extremadamente difícil, lo que demuestra la radicalidad de su visión. El libro de Bloss, a través del análisis detallado de la obra de Kirchner y de las circunstancias que rodearon su creación, proporciona una comprensión profunda de esta época. La visión de Kirchner, expuesta con fuerza y con una honestidad brutal, sigue siendo relevante en el presente, recordándonos las tensiones y los conflictos que caracterizaron la vida moderna.
A pesar de la estética del grotesco que tan a menudo se le critica, la obra de Kirchner no se limita a la representación del lado oscuro de la vida. Más bien, busca expresar la angustia existencial del individuo ante la pérdida de valores, la deshumanización de la sociedad industrial y la creciente sensación de alienación. La claridad y la fuerza de las obras de Kirchner, a pesar de su inquietante oscuridad, hacen de ella una vanguardia auténtica y un testimonio invaluable de una época turbulenta. La recuperación de las técnicas de grabado, especialmente la xilografía, contribuye a la intensidad y la belleza de la obra, a su vez, se pueden ver reflejadas en la obra de pintores y escultores posteriores.
«Ernst Ludwig Kirchner. Die Brucke» de Willi Bloss es un libro fundamental para comprender el legado de Kirchner y de Die Brucke. No solo ofrece un análisis exhaustivo de la obra de Kirchner, sino que también contextualiza su figura dentro del panorama artístico de la época. El libro es una invitación a sumergirse en el mundo de una de las vanguardias más importantes del siglo XX y a apreciar la valentía y la originalidad de Kirchner, quien, a través de su obra, nos ha legado una reflexión profunda sobre la condición humana. El libro es una recomendación imprescindible para estudiantes de arte, amantes del arte y cualquier persona interesada en la historia del arte moderno.
