El libro se estructura en torno a la idea central de que la transición de una dieta basada en alimentos crudos a una dieta cocida fue un punto de inflexión en la evolución humana. Wrangham explora cómo este cambio afectó diversos aspectos de nuestra anatomía, comportamiento social y organización del trabajo. El argumento principal se centra en el impacto fisiológico que tuvo la cocción en nuestro cuerpo.
La cocción hace que los alimentos sean más fáciles de digerir. Los alimentos cocidos se deshacen más fácilmente, reduciendo la cantidad de esfuerzo necesario para tragar y digerir. A medida que nuestros antepasados comenzaron a cocinar, sus tractos digestivos se contrajeron. Esto se debe a que el cuerpo ya no necesitaba el esfuerzo de masticar alimentos duros y fibrosos, como los que comían los chimpancés. Este cambio físico, a su vez, tuvo un profundo impacto en el tamaño de nuestro cerebro. El tiempo que antes se dedicaba a masticar alimentos crudos y duros, ahora disponible gracias a la cocción, podía ser utilizado para otras actividades, como la caza, la construcción de refugios y la organización social.
Otro punto crucial de la argumentación de Wrangham es que la cocción impactó en el desarrollo social. La cocción favoreció el desarrollo de parejas y del matrimonio. La cocción hacía que los alimentos fueran más fáciles de compartir, fomentando la cooperación y el vínculo entre los individuos. Este cambio también condujo a la formación del hogar elizabeth y, por lo tanto, a una división íntima del trabajo. Algunos miembros de la comunidad se encargaban de la caza y la protección, mientras que otros se dedicaban a la preparación de alimentos y el cuidado de los niños.
El libro argumenta que la cocina no solo proporcionó alimento, sino que transformó la forma en que vivían nuestros antepasados, facilitando la cooperación y estimulando el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales que eventualmente llevaron a la creación de sociedades complejas. Wrangham presenta una serie de experimentos con chimpancés que demuestran que la cocción está asociada con una mayor cooperación y un mayor desarrollo cognitivo.
En uno de estos experimentos, Wrangham alimentó a dos grupos de chimpancés. Un grupo recibía comida cruda y dura que requería una gran cantidad de esfuerzo para masticar, mientras que el otro grupo recibía comida cocida que se deshacía fácilmente. Los chimpancés que comían comida cocida mostraban un comportamiento más cooperativo y estaban dispuestos a compartir su comida con otros. Además, los chimpancés que comían comida cocida demostraban habilidades cognitivas más avanzadas, como la capacidad de resolver problemas y el uso de herramientas. Estos resultados sugieren que la cocción no fue simplemente una adaptación física, sino que también estimuló el desarrollo de nuestras capacidades cognitivas.
El libro también explora la conexión entre la cocina y el surgimiento del cerebro moderno. La reducción de la necesidad de masticar alimentos crudos permitió que una mayor proporción del tiempo y la energía del cuerpo se destinara al desarrollo del cerebro. Además, la cocción estimuló la producción de neurotransmisores que están asociados con el aprendizaje y la memoria. Wrangham argumenta que la cocina fue un factor clave en la evolución del cerebro humano, y que la capacidad de pensar de forma abstracta y de resolver problemas complejos es un resultado directo de nuestra adaptación a la cocina.
Opinión Crítica de En Llamas: Cómo La Cocina Nos Hizo Humanos
«En Llamas» es una obra maestra de la divulgación científica. Wrangham presenta una hipótesis audaz y convincente que ha sido ampliamente aceptada por la comunidad científica. El libro está escrito de una manera clara y accesible, y es fácil de entender incluso para aquellos que no tienen conocimientos previos en primatólogía o evolución humana. La investigación de Wrangham es rigurosa y está respaldada por una amplia gama de datos.
Si bien la idea de que la cocina fue un factor clave en la evolución humana puede parecer contraintuitiva, la evidencia presentada por Wrangham es, en el mejor de los casos, lo suficientemente convincente como para hacer que la gente piense de una manera diferente sobre cómo se originó nuestra especie. El libro desafía la visión tradicional de la evolución humana, que se centra principalmente en la inteligencia y la adaptabilidad, y nos recuerda que la cocina puede haber jugado un papel mucho más importante de lo que antes se había reconocido.
Sin embargo, algunas personas podrían criticar el libro por sobre simplificar ciertos aspectos de la evolución humana. Es importante recordar que la evolución es un proceso complejo y multifacético, y que la cocina probablemente fue solo uno de los muchos factores que contribuyeron a nuestra transformación. A pesar de esta advertencia, «En Llamas» es un libro esencial para cualquiera que esté interesado en la evolución humana y la historia de nuestra especie. Lo recomiendo ampliamente a cualquier persona con curiosidad por conocer más sobre nuestras orígenes. Es una lectura que, sin duda, cambiará su perspectiva sobre cómo la humanidad se formó.


