El libro, narrado en primera persona por Horacio Verbitsky, nos transporta a la Argentina de los años 70, un país convulso por el auge del movimiento guerrillero y la creciente paranoia del régimen militar. Verbitsky, entonces un joven periodista que trabaja para la revista Perfil, se ve inmerso en un mundo de interrogatorios, persecuciones y violaciones masivas de los derechos humanos. El relato se inicia con su participación en la redada que llevó a la detención de Norberto Barbrante, un líder guerrillero que se había convertido en un símbolo de la resistencia.
A partir de este punto, la narración se transforma en un análisis implacable de su propia complicidad. Verbitsky no se limita a relatar los hechos; se adentra en los recovecos de su propia conciencia, examinando las razones que lo llevaron a colaborar con el régimen. Describe, con una honestidad brutal, cómo se infiltraron los militares en Perfil, cómo se manipularon los medios de comunicación para difundir propaganda y calumniar a los opositores, y cómo se corrompió su propia moralidad. El libro revela la maquinaria de la represión: la creación de informantes, la utilización de tortura, la destrucción de familias enteras. Verbitsky explora la lógica del terror, mostrando cómo una cultura de miedo y la deshumanización del enemigo pueden llevar a la comisión de atrocidades. La figura de Barbrante, y su destino final, se convierte en el eje central de la reflexión.
El libro se desarrolla en torno a la figura de Barbrante, un líder guerrillero que inicialmente fascinaba a Verbitsky, pero que luego se convierte en un objeto de odio y persecución. A través de la figura de Barbrante, Verbitsky examina los motivos que impulsaban al guerrillero a luchar contra el régimen, y la manera en que la paranoia y la desconfianza erosionaron la propia capacidad de juicio del autor. El relato se caracteriza por una detallada descripción de los métodos de interrogatorio utilizados por los militares, y de las torturas infligidas a los prisioneros. Verbitsky no rehúye la descripción de las atrocidades, pero lo hace con una voz que oscila entre la culpa, el horror y la desesperación.
«El Vuelo» no es simplemente una crónica de los hechos, sino una profunda reflexión sobre la naturaleza humana y la responsabilidad individual. Verbitsky desmonta la romantización de la lucha guerrillera y revela la realidad de la represión, mostrando cómo la ideología, la ambición y el miedo pueden llevar a la destrucción. El libro es un testimonio sobre la vulnerabilidad de la verdad frente a la propaganda, la manipulación y la negación. La narrativa es una espiral descendente en la conciencia del autor, desde la fascinación por el enemigo hasta el reconocimiento de su propia participación en la máquina de la tortura y la muerte.
El libro se centra en la redada que llevó a la detención de Barbrante, pero más allá de los hechos concretos, explora la psicología de los actores involucrados. Verbitsky nos describe cómo se formó la paranoia dentro del régimen militar, cómo se utilizó la información para crear un clima de miedo y cómo se manipuló la opinión pública. La figura de Barbrante, aunque presentada como un “enemigo”, se convierte en un catalizador para la reflexión del autor sobre la propia moralidad. A medida que avanza la narración, Verbitsky se enfrenta a la verdad sobre su papel, revelando su complice en el sistema de opresión.
La estructura del libro, entremezclando la descripción de los acontecimientos con sus propios recuerdos y reflexiones, crea una atmósfera de profunda angustia y de creciente desesperación. Verbitsky no solo relata lo que vio y lo que hizo, sino que también expone las dudas y los miedos que lo consumían. El libro es una radiografía de la mente de un hombre que se enfrenta a la peor de las realidades: la de haber contribuido a la destrucción de su país. La honestidad brutal de Verbitsky es una de las claves del impacto del libro, al romper con la impunidad y obligarnos a confrontar nuestra propia responsabilidad ante el pasado. El libro también nos plantea preguntas sobre el papel del periodismo en tiempos de crisis, y sobre la necesidad de defender la verdad, incluso cuando ésta es incómoda o peligrosa.
Opinión Crítica de El Vuelo
«El Vuelo» es una obra maestra del periodismo de investigación y, por extensión, una advertencia invaluable para la humanidad. Horacio Verbitsky ha logrado, con una honestidad implacable, producir un relato que no solo documenta los horrores de la dictadura argentina, sino que también desentraña los complejos mecanismos psicológicos que llevaron a la creación de un régimen de terror. El libro no es una lectura fácil, es una confrontación con nuestra propia capacidad para la crueldad y la complicidad, pero es una lectura necesaria. Verbitsky nos ofrece una visión sin concesiones del poder corrupto y la deshumanización que propician la represión.
El libro ha sido descrito por figuras como Ariel Dorfman y Eduardo Galeano como el «mejor periodista argentino» y «el mejor libro acerca de los peores crímenes», respectivamente. Estas consideraciones no son exageraciones; «El Vuelo» es un logro literario y periodístico que se erige como un monumento a la memoria y a la lucha por la justicia. La fuerza del libro reside en su honestidad implacable y en su capacidad para hacernos reflexionar sobre las raíces del autoritarismo y las peligros de la impunidad. La narración es un testimonio poderoso sobre la importancia de la verdad, la memoria y la justicia.
Sin embargo, es importante señalar que el libro no es un relato puramente objetivo. Es una obra profundamente personal, escrita desde la perspectiva de un hombre que experimentó de primera mano los horrores de la dictadura. Esto no disminuye su valor, sino que, de hecho, lo intensifica. La voz de Verbitsky es una voz de guilt, de desesperación y de cuestionamiento de sí mismo. El libro nos muestra que el horror no solo se encuentra en los actos de violencia, sino también en la capacidad de la gente para ser cómplice de él. «El Vuelo» es un libro que nos dejará pensando por mucho tiempo después de haberlo terminado. Lo leamos y rezamos para que nunca vuelva a ocurrir.
