La historia comienza con la trágica muerte de José, el padre de Quirce y Leonora. Él, un resinero y sindicalista, es asesinado en circunstancias aún no completamente esclarecidas, justo en el día en que la Guerra Civil española llega a su fin. Este acto violento, sumado al caos generalizado, deja a los dos gemelos, de tan solo doce años, huérfanos y repudiados por el pueblo, que los considera responsables de la muerte de su padre. Atemorizados y desesperados, los gemelos se esconden en un desfiladero apartado del pueblo, buscando refugio y una manera de sobrevivir en un entorno hostil.
A partir de este punto, su vida se convierte en una lucha constante por la supervivencia, marcada por la
de los personajes y la belleza de la prosa contribuyen a crear una experiencia de lectura inolvidable.
La novela, aunque ambientada en un contexto histórico específico, trasciende las limitaciones de la ficción histórica. Se erige como una reflexión universal sobre la condición humana, sobre la fragilidad, el miedo, la culpa y la búsqueda de la esperanza en medio de la oscuridad. La elección del tren como elemento central de la narración es especialmente significativa. No es solo un símbolo de un destino ineludible, sino también de la memoria y la identidad. El tren, tal como se presenta, se convierte en un espejo en el que el lector puede reflexionar sobre su propia vida.
«El Tren Del Desamparo» es una obra imprescindible para aquellos que buscan una lectura que provoque, que haga reflexionar y que les conmueva. Si bien puede resultar un tanto pesada y sombría, su belleza radica precisamente en su capacidad para mostrarnos la crudeza de la realidad y la importancia de mantener viva la esperanza, incluso en los momentos más oscuros. La novela, sin duda, merece ser leída y, sobre todo, ser recordada.
