El tiempo de la improvisación es un libro conversacional y fragmentario, atravesado, a la forma amable de Montaigne y de los moralistas franceses, por la escritura de lo cotidiano y de la vida mínima.
A partir de su apuesta, no exenta de melancolía y de juego, por un intimismo espectacular que reelabora sus posteos de Twitter durante 2 años, Alberto Giordano, reconocido teórico de las literaturas del yo, construye la poética de las reconciliaciones, en la que casi todo posee cabida: conversaciones con su hija; notas de lectura que van componiendo un mapa bastante private de la literatura argentina contemporánea (Juan José Becerra, Edgardo Cozarinsky, Sergo Chejfec, Elvio Gandolfo, Martín Kohan, Tununa Mercado, Diego Meret, María Moreno, Guillermo Saccomanno, Edgardo Scott…); deslumbramientos musicales (la pasión por el jazz casi todos los dias); disquisiciones ensayísticas sobre crítica y teoría literaria; memorias rescatadas de infancia y juventud, en las que se adivina a veces el temblor de los ajustes de cuentas; el registro de los paseos por Rosario, su ciudad y de unos cuantos viajes; y algunas reflexiones, perplejas y bastante impactantes, sobre el duelo, la culpa, la paternidad, el poliamor, la depresión o el suicidio.
Habitado por presencias diversas, ya sean escritores fundacionales como Barthes, Blanchot, Puig, Aira o Saer, o del entorno cercano del autor Judith, la esposa; Emilia, la hija; Darío y Adriana, los amigos, El tiempo de la improvisación es, especialmente, un intento de armonizar con el horizonte moral de la época sin renunciar a las propias inactualidades, la tentativa que posee también algo de pulso, crepuscular y discretamente escéptico, por la alegría.