El libro comienza estableciendo el contexto previo al Neolítico: la Economía de la Caza y la Recolección, una práctica ancestral que había dominado la vida humana durante centenares de miles de años. Este sistema, basado en la adaptación al entorno y en la utilización de los recursos naturales disponibles, permitía la supervivencia, pero también generaba una existencia precaria y fluctuante. Sin embargo, a medida que la humanidad evolucionaba, surgió una nueva necesidad: la de asegurar un suministro de alimentos más constante y predecible.
La transición al Neolítico se produjo en el Próximo Oriente (actual Irak, Siria, Turquía, Israel, etc.) alrededor del 10.000 a.C. Este proceso no fue un evento singular, sino un conjunto de innovaciones graduales y concurrentes. El descubrimiento de técnicas para domesticar animales (como perros, ovejas, cabras y, posteriormente, el buey y el asno) y de métodos para cultivar plantas (como el trigo, la cebada, el arroz y el maíz) fueron factores cruciales. Estos primeros agricultores no sólo comenzaron a producir sus propios alimentos, sino que también generaron excedentes, lo que permitió a algunos individuos dedicarse a otras actividades y a la especialización del trabajo. La creación de los primeros viveros y la utilización de herramientas de piedra para la agricultura marcaron un cambio fundamental en la relación del hombre con la naturaleza.
A partir de estas primeras comunidades neolíticas, la idea se expandió rápidamente por toda Europa en pocos siglos. Estas primeras sociedades, a menudo aisladas y con diferentes grados de desarrollo, sentaron las bases para los posteriores desarrollos de la Edad de los Metales y, eventualmente, para las civilizaciones clásicas. El libro detalla cómo estas comunidades, con sus complejas estructuras sociales, sus rituales religiosos y sus innovaciones tecnológicas, dejaron un legado innegable que podemos observar en la cultura y en la sociedad moderna. Además, la obra analiza la relación entre el paisaje y las prácticas agrícolas, mostrando cómo el desmonte de bosques para crear campos de cultivo alteró drásticamente el entorno.
El libro no se limita a describir los cambios materiales del Neolítico, sino que explora las transformaciones que estos cambios provocaron en la organización social. Los primeros agricultores vivían en comunidades más grandes y estables que los grupos nómadas de cazadores-recolectores. La propiedad de la tierra y los recursos se convirtió en un factor importante de desigualdad social, dando lugar a la formación de jerarquías sociales y a la aparición de líderes y élites. El desarrollo de la cerámica para almacenar y transportar alimentos también tuvo un impacto significativo en la vida social, favoreciendo el intercambio y la cooperación.
Una de las contribuciones más importantes del libro es su análisis de las creencias religiosas de los primeros neolíticos. Aunque la evidencia arqueológica es limitada, se sugiere que los agricultores desarrollaron un panteón de dioses relacionados con la fertilidad de la tierra, la lluvia y la protección de los cultivos. Se encontraron objetos rituales, como figurillas y amuletos, que indican la importancia de los rituales religiosos en la vida de estos primeros neolíticos. El libro explora también la relación entre la agricultura y el calendario, mostrando cómo los primeros agricultores observaban los ciclos de la naturaleza y desarrollaban calendarios para planificar sus cosechas y sus rituales.
El libro también aborda la tecnología del Neolítico, destacando la importancia de la piedra tallada, la cerámica, la metalurgia y la construcción. La creación de herramientas más eficientes para la agricultura y la construcción permitió a los neolíticos producir alimentos y construir estructuras más grandes y complejas. Además, la invención del molinillo de piedra para moliar los granos representó una innovación fundamental que facilitó la producción de harina y otros alimentos. El libro muestra cómo estas innovaciones tecnológicas impulsaron el desarrollo de las sociedades neolíticas y sentaron las bases para la civilización.
Este libro es una excelente fuente de información y una lectura obligada para aquellos que deseen comprender los orígenes de la civilización. Para complementar la lectura, se recomienda consultar otras obras sobre el Neolítico y la Edad de los Metales. Además, se aconseja visitar museos y sitios arqueológicos que exhiban artefactos y restos de esta época. «El Neolítico» de Millán Mozota nos invita a reflexionar sobre nuestra propia historia y a valorar el legado de los primeros agricultores y lasurvivientes que sentaron las bases de nuestro mundo.
