El Discurso

Cuando el señor Medina llega a su casa, todo está preparado para entrar en directo en un programa televisivo de máxima audiencia.
Nadie sospecha lo que en cuestión de minutos va a suceder; algo que sacudirá la vida de tres hombres que se admiran y detestan a partes iguales.
Entre el recuerdo, la necesidad de compañía y el anhelo de posteridad, narran historias que entretejen la trama que, ni siquiera ellos, llegan a comprender en su conjunto.
El discurso se construye y deconstruye entre ráfagas luminosas de existencia.
El resultado es la novela negra sui géneris, cargada de subjetividad, lirismo, ironía, laughter, vida y contradicción.
El lector, sometido a un proceso de creación y modificación de expectativas, asiste al íªtre novelesco como si fuese su propia vida; lucha por entender pocos acontecimientos narrativos y vitales, tan imperfectos y escurridizos, como los que lo conforman en su cotidianidad: nadie dijo que vivir fuera perfecto.