La novela comienza con John Grimes, un hombre aburrido y frustrado con su vida, quien, siguiendo su tradición anual, se encuentra en Le Mans, Francia. Allí, en un bar, conoce al conde Jean le Gué, un hombre de apariencia idéntica a John. El parecido es tan perfecto que, impulsados por el alcohol y una sensación de extrañeza, ambos hombres se emborrachan y comparten sus desdichas, hablando de sus vidas pasadas y frustraciones. Este encuentro, aparentemente casual, desata una cadena de eventos que transformará la vida de John de una manera que nunca podría haber imaginado.
Al despertar la siguiente mañana, John se encuentra en un hotel de mala muerte, completamente desorientado. Sus pertenencias han sido sustituidas por las del conde le Gué. De repente, se encuentra en posesión de una nueva identidad y a cargo de un negocio ruinoso, un circo ambulante, y de una familia escabrosa que parece estar secretamente conspirando contra él. El conde le Gué ha desaparecido, y John se encuentra atrapado en una red de mentiras y engaños, en la que su propia existencia se ha convertido en un peligro. El círculo de personas que le rodean, liderado por la matriarca del circo, la enigmática Madame Le Gué, lo muerde con desconfianza, y la constante amenaza de ser desenmascarado como un impostor lo mantiene en un estado de paranoia y temor.
La trama se complica a medida que John intenta desentrañar los secretos del circo y descubrir la verdad sobre su propia identidad. Se da cuenta de que el circo no es solo un negocio, sino un foco de actividades ilícitas y que el conde le Gué, aparentemente una persona inofensiva, está involucrado en algo mucho más siniestro. A medida que intenta mantener su fachada, constantemente se enfrenta a peligros y a la desconfianza de todos los que le rodean. La novela se centra en la creciente tensión y suspense a medida que John intenta descubrir quién lo ha reemplazado y por qué, y el lector se sumerge en una atmósfera opresiva y claustrofóbica que se intensifica con cada paso.
El libro se desarrolla en gran medida en torno a la desestabilización psicológica de John Grimes, quien, a medida que va descubriendo la intrincada red de secretos que lo rodean, comienza a perder el control de su propia mente. La desconfianza se convierte en su peor enemigo, y se da cuenta de que nadie en el circo lo tiene por tonto. A través de una serie de encuentros furtivos y observaciones cuidadosas, John intenta recopilar pruebas para demostrar su inocencia y descubrir la verdadera identidad del conde le Gué. Sin embargo, cada intento solo lo arrastra más profundamente en la trama, y se da cuenta de que está siendo manipulado por fuerzas que no comprende.
La figura del conde Jean le Gué es fundamental en la construcción del misterio. Aunque no aparece en escena de forma directa durante la mayor parte de la novela, su presencia se siente a través de sus acciones y de las reacciones de los demás personajes. Se revela, gradualmente, que el conde es una figura compleja y ambigua, un hombre que parece estar atrapado en un ciclo de desdicha y que podría estar involucrado en actividades criminales. La novela no ofrece respuestas fáciles, y deja al lector con la sensación de que la verdad es más compleja y perturbadora de lo que se ha revelado. La atmósfera claustrofóbica y la sensación de persecución constante contribuyen a mantener el lector en un estado de tensión, esperando el próximo giro en la trama.
La narración, a través de la perspectiva de John, es deliberadamente subjetiva y llena de dudas. El lector está constantemente preguntándose si John es realmente inocente o si está siendo manipulado por fuerzas oscuras. La habilidad de du Maurier radica en crear una atmósfera de incertidumbre, donde la verdad es elocuamente ambigua. La relación entre John y la matriarca del circo, Madame Le Gué, se convierte en un elemento central de la novela, una relación marcada por la desconfianza, el miedo y la hostilidad. Esta relación, junto con la presencia inquietante de otros personajes del circo, intensifica la sensación de peligro y amenaza que impregna la historia.
Opinión Crítica de El Chivo Expiatorio
«El Chivo Expiatorio» es una novela maestra de suspense psicológico, ejemplificada por la aguda habilidad de Daphne du Maurier para crear una atmósfera opresiva y generar una intensa sensación de suspense. La novela no se basa en una trama llena de acción y violencia, sino en la manipulación psicológica y en la gradual revelación de secretos oscuros. La novela es una meditación sobre la fragilidad de la identidad, la naturaleza destructiva de la envidia y la dificultad de escapar del pasado. La construcción del misterio es extremadamente efectiva, manteniendo al lector intrigado y cuestionando la veracidad de todo lo que se narra.
Aunque la novela puede resultar lenta en algunos tramos, especialmente debido a la naturaleza introspectiva de John Grimes, la recompensa es una lectura profundamente satisfactoria. El ritmo lento se justifica por la necesidad de construir la tensión y el misterio de manera gradual, y por la profundidad psicológica de los personajes. La novela es una reflexión sobre la desconfianza y la ambigüedad moral, donde no hay héroes ni villanos claros, sino personajes atrapados en un laberinto de mentiras y engaños. Es una obra que invita a la reflexión y a la discusión, y que sigue siendo relevante en la actualidad.
«El Chivo Expiatorio» es una lectura recomendada para los amantes del suspense psicológico y las novelas de misterio. Aunque su ritmo puede ser lento, la historia es intrincada y fascinante, y la habilidad de Daphne du Maurier para crear una atmósfera opresiva y generar una intensa sensación de suspense es admirable. La novela es una excelente elección para aquellos que buscan una lectura que los mantenga en vilo hasta la última página, y que los haga cuestionar la naturaleza de la verdad y la identidad. Alba Editorial ha realizado una excelente edición de esta novela clásica, que merece ser descubierta y apreciada.


