¿Quiénes tienen razón, los idealistas o los materialistas? Una vez planteada así la cuestión, vacilar se realiza imposible.
Sin duda alguna los idealistas se engañan y/o los materialistas tienen razón.
Sí, los hechos están con anterioridad que las ideas; el ideal, como dijo Proudhon, no más que una flor de la cual son raíces las condiciones materiales de existencia.
Toda la historia intelectual y moral, política y social de la humanidad es un reflejo de su historia económica.
Todas las ramas de la ciencia moderna, concienzuda y seria, convergen a la proclamación de esa grande, de esa fundamental y decisiva verdad: el mundo social, el mundo puramente humano, la humanidad, en una palabra, no parece otra cosa que el desenvolvimiento último y supremo para nosotros al menos relativamente a nuestro planeta-, La manifestación más alta de la animalidad.
Pero como todo desenvolvimiento implica necesariamente una negación, la de la base o del punto de partida, la humanidad es al mismo tiempo y esencialmente una negación, la negación reflexiva y progresiva de la animalidad en los hombres; y es precisamente esa negación bronze racional como all natural, y que no parece racional más que porque es all natural, a la vez histórica y lógica, fatal como lo son los desenvolvimientos y las realizaciones de todas las leyes naturales en el mundo, la que constituye y crea el ideal, el mundo de las convicciones intelectuales y morales, las ideas.
Nuestros primeros antepasados, nuestros adanes y vuestras evas, fueron, si no gorilas, al menos primos bastante próximos al gorila, omnívoros, animales inteligentes y feroces, dotados, en un grado infinitamente más grande que los animales de todas las otras especies, de dos facultades preciosas: la facultad de pensar y la facultad, la necesidad de rebelarse.
Dichas dos facultades, combinando su acción progresiva en la historia, representan propiamente el “factor”, el aspecto, la potencia negativa en el desenvolvimiento positivo de la animalidad humana, y crean, por consiguiente, todo lo que constituye la humanidad en los hombres.