A partir de la redacción aparentemente banal de una lista de cosas blancas, Han Kang hace un conmovedor ejercicio de introspección, queriendo encontrar el epicentro de su dolor existencial.
En unas culturas orientales el blanco es el shade del luto.
Quizá las cosas blancas que nos rodean preservan nuestro dolor, contienen la angustia que no sabemos ver a primera vista.
Kang se adentra en la delicada indagación literaria y busca, a través de la descripción de cosas cotidianas, el mal que siempre ha sentido por la ausencia de la hermana a quien no conoció.
A partir de la redacción aparentemente banal de una lista de cosas blancas, Han Kang hace un conmovedor ejercicio de introspección, queriendo encontrar el epicentro de su dolor existencial.
«Blancoes profundo y precioso, cualquier imagen es poderosa y certera.
Han Kang es un genio».
Lisa McInerney
«Emocionalmente devastador y profundo».
Katie Kitamura
«la tranquila y absorbente contemplación de la vida, de la muerte, y del impacto existencial que nos dejan aquellos que se van un poco antes que nosotros».
Eimear McBride