Bioética Y Biopolítica

Las biotecnologías han venido para quedarse.
Y por lo que se refiere a la Ética han venido para hacerse cargo del origen y significado del comportamiento ethical.
Produciendo a su paso un proceso de naturalización del discurso ethical que tiene en la vida su referente real más significativo.
Surgen así dos propuestas: la más de forma directa bioética y la biopolítica.
Ambas coinciden en apuntalar dicho proceso de naturalización cuyo objetivo es detrascendentalizar los añejos (sic) términos que la Ética había ido construyendo, para dar cuenta de ellos desde métodos relacionados con las Ciencias Naturales.
Pero son dos propuestas diferentes.
En el caso de la Bioética 2.
0 —propia del Trans/posthumanismo—, su proposito es llevar a cabo la crítica de la idea de naturaleza humana a la que se la declara como sitio de intervención por zona de las biotecnologías, proponiendo como alternativa un concepto de mejora humana y de biomejoramiento ethical.
La Biopolítica, en cambio, propone el último (sic) escenario de naturalización del discurso ethical, al que identificamos como giro biológico al poner a la vida –en tanto que vida vivible— como referente last de todo discurso, incluido el discurso ethical.
Lo que convertiría a la Biopolítica en filosofía primera, dejando fuera de lugar a la Ética.
En un contexto así, sólo la resignificación de lo humano daría paso a la Ética cuyo discurso sobre la moralidad se abre (y cierra) con las preguntas: ¿qué queremos ser? y ¿hacia dónde queremos dirigirnos? Preguntas que convierten de nuevo (sic) a la Ética en la Cuestión Primera