La novela se estructura en torno a la idea de que Baroja, en sus últimos años, decide escribir un diario, un espacio para expresar sus dudas, reflexiones y preocupaciones sobre su obra. Este diario no es una simple narración de su vida, sino una exploración profunda de sus ideas, que se entrelazan de manera magistral con relatos de Mendoza. Mendoza, a través de estos relatos, esconde “un justísimo tributo” a Baroja, como señala el propio autor en su prólogo. Estos fragmentos narrativos no son meras alusiones, sino que emplean las estrategias y los recursos narrativos propios de Baroja, permitiendo a Mendoza “salir de dos atascos: el de la novela realista del siglo XIX y el de la novela experimental de la posguerra”.
El diario de Baroja, narrado por Mendoza, se centra, en gran medida, en su frustración por la falta de reconocimiento de su obra y en sus dudas sobre el rumbo que estaba tomando como escritor. Muestra su lucha por mantener una visión independiente y crítica, a pesar de la presión social y la influencia de las corrientes literarias de su época. El autor se debate entre el compromiso con su idealismo y la necesidad de adaptarse a las demandas del mercado. Baroja reflexiona sobre la importancia del compromiso social, la corrupción política y la decadencia de la sociedad española. Sus dudas se ven exacerbadas por el fracaso de algunas de sus novelas más importantes, y por la opinión a veces desfavorable que tenía de él parte de la crítica literaria de la época.
Además de estas reflexiones personales, el diario de Baroja ofrece una perspectiva sobre los eventos históricos que marcaron la España de finales del siglo XIX y principios del XX. Baroja es testigo, y a menudo crítico, de la inestabilidad política, las guerras coloniales y los conflictos sociales que asolaron el país. A través de sus observaciones, Mendoza permite al lector comprender mejor el contexto en el que Baroja desarrolló su pensamiento y su obra.
La novela es un intrincado entramado narrativo donde la voz de Baroja, plasmada en el diario, dialoga constantemente con las reflexiones y los relatos que Mendoza introduce como anécdotas o como reflexiones sobre las ideas de Baroja. Esta interacción no es casual; Mendoza utiliza las técnicas narrativas barojianas para reconstruir la mente y el universo creativo del autor. Además, el libro funciona como un estudio sobre la influencia que Baroja tuvo en la literatura española y cómo sus ideas siguen siendo relevantes en la actualidad.
A través de los fragmentos de Mendoza, el lector se expone a la visión original y a menudo poco conocida de Baroja. Mendoza utiliza la primera persona para que el lector se sienta realmente como si estuviera leyendo el diario del propio Baroja, lo que hace que la novela sea más atractiva e impactante. El libro explora las dudas de Baroja sobre el destino de su obra, su desconfianza hacia la crítica y su preocupación por el futuro de España.
Mendoza, a través de estas historias, reconstruye de manera magistral los elementos característicos de la narrativa barojiana: el realismo social, la crítica a la sociedad española de la época, el lenguaje coloquial y directo, y la presencia de personajes marginales y olvidados. La relación entre ambos autores, aunque ficticia, se siente muy real, y el lector puede apreciar la homenaje inteligente y respetuoso que Mendoza rinde a Baroja.
Opinión Crítica de Baroja Y Yo: Por Que Nos Quisimos Tanto
“Baroja Y Yo” es, sin duda, una de las obras más ambiciosas y exitosas de Eduardo Mendoza. La novela es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando dos grandes escritores se unen para crear una obra original y profundamente reflexiva. Mendoza no solo celebra la genialidad de Baroja, sino que también ofrece una interpretación valiosa de su obra y de su vida. La novela es un “justísimo tributo” a Baroja, y un “repaso de ideas” de una manera que ofrece una perspectiva nueva sobre uno de los grandes escritores de la literatura española.
La estructura narrativa es brillante, combina de manera eficaz la voz directa de Baroja con las reflexiones de Mendoza. Esta combinación crea una tensión narrativa que mantiene al lector involucrado y lo invita a reflexionar sobre los temas que se plantean en la novela. Mendoza maneja con maestría las diferencias y similitudes entre los dos autores, creando una obra que es al mismo tiempo honesta y crítica. La novela demuestra la capacidad de Mendoza para comprender y celebrar la genialidad de Baroja, a la vez que ofrece una interpretación innovadora de su obra.
«Baroja Y Yo» es una lectura imprescindible para cualquier persona que interese la literatura española y el trabajo de Eduardo Mendoza. Es un libro que requiere tiempo y atención, pero que recompensa al lector con una experiencia literaria profundamente enriquecedora. La novela no solo celebra la figura de Pío Baroja, sino que también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la escritura, el paso del tiempo y la conexión entre generaciones de autores. Recomendada al 100%.


