«Añil: Diario de Sensaciones» es un viaje a través de la vida cotidiana de Jose Angel Cilleruelo, pero un viaje que se desvía bruscamente hacia la introspección y la exploración de estados alterados de conciencia. A través de sus páginas, el autor nos presenta un mundo fragmentado, dominado por imágenes sensoriales, emociones intensas y reflexiones filosóficas. El diario no se centra en eventos grandiosos o acontecimientos trascendentales, sino en los detalles aparentemente insignificantes que conforman la experiencia humana. Nos habla de paseos por la ciudad, conversaciones casuales, encuentros fortuitos, pero siempre desde una perspectiva que busca desentrañar el significado oculto en cada uno de estos momentos.
El libro está estructurado en una serie de entradas cronológicas, aunque la narrativa fluye de forma aparentemente aleatoria. Cilleruelo utiliza un lenguaje preciso y evocador para describir sus sensaciones físicas, sus emociones y sus pensamientos. Él no rehúye la oscuridad, la angustia o el absurdo, sino que los abraza como elementos esenciales de la experiencia humana. A través de estas descripciones, el lector es transportado a un mundo de intensidad emocional, donde el tiempo se diluye y la realidad se desdibuja. El autor explora temas como la memoria, el tiempo, la identidad y la relación entre el individuo y el mundo.
El diario revela un interés por la psicología y la filosofía, con referencias a autores como Bataille, Badiou y Heidegger. Sin embargo, estas referencias no son meras citas o erudiciones, sino que se integran de forma orgánica en la narrativa, enriqueciendo la comprensión de las experiencias que Cilleruelo describe. El libro también aborda la percepción del espacio y el tiempo, a menudo de forma surrealista y onírica. Cilleruelo parece interesado en la posibilidad de experimentar el mundo de una forma diferente, más intuitiva y conectada con lo esencial.
Además, el libro es consciente de la naturaleza efímera de la experiencia. Cilleruelo parece captar la esencia de la desaparición – no solo de los objetos y las personas, sino también de las sensaciones y los pensamientos – como un principio fundamental de la existencia. Esta conciencia de la desaparición le lleva a una forma de escritura que es, a la vez, intensa y distante, concreta y abstracta. El diario no busca ofrecer respuestas definitivas, sino plantear preguntas y provocar reflexiones. es un libro que nos invita a mirar el mundo con ojos nuevos.
La estructura del diario, aparentemente desordenada, es en realidad cuidadosamente elaborada. Cilleruelo utiliza la técnica del flujo de conciencia, imitando la forma en que los pensamientos y las emociones se suceden en la mente. El lector se adentra en la mente del autor, experimentando con él sus dudas, sus miedos, sus alegrías y sus frustraciones. Este ejercicio de inmersión es lo que hace que el libro sea tan impactante y memorable.
El diario está lleno de imágenes visuales y sensoriales que tienen un gran poder evocador. Cilleruelo describe la ciudad como un laberinto de sombras y luces, los edificios como esculturas imponentes, los sonidos como melodías inquietantes. Estas imágenes no son meras descripciones, sino que se convierten en símbolos que representan las emociones y los pensamientos del autor. El libro es, en esencia, un poema visual, una celebración de la belleza de lo cotidiano.
A lo largo del diario, Cilleruelo se enfrenta a una serie de crisis existenciales. Se siente perdido, desorientado, incapaz de encontrar sentido a su vida. Estas crisis no son necesariamente tristes, sino que están llenas de una intensidad y una vulnerabilidad que nos conmueven. El autor no intenta ocultar su sufrimiento, sino que lo enfrenta de frente, buscando respuestas en la filosofía, en la poesía y en la experiencia directa. Éste es el efecto de lo que Alain Badiou define como el conseguir de fijar eternamente la desaparición de lo que se presenta .
El diario también es una reflexión sobre la memoria y el tiempo. Cilleruelo se siente atraído por los recuerdos del pasado, pero también por la incertidumbre del futuro. Él se da cuenta de que el tiempo no es lineal, sino que es un río que fluye constantemente, llevándose consigo todo lo que fue. Él se siente a la vez conectado con el pasado y desprendido del futuro, encontrando un equilibrio precario en el presente.
Además, el libro explora la relación entre el individuo y el mundo. Cilleruelo se siente parte de un mundo que es a la vez hermoso y aterrador. Él se siente atraído por lo desconocido, pero también asustado por lo que podría encontrar. Él se enfrenta a la pregunta fundamental de cómo encontrar su lugar en el mundo y cómo vivir una vida auténtica. Esta exploración del «yo» es, por lo tanto, una invitación a reflexionar sobre nuestra propia existencia.
Opinión Crítica de Añil: Diario De Sensaciones
«Añil: Diario de Sensaciones» es un libro extraordinariamente potente y conmovedor. La escritura de Jose Angel Cilleruelo es densa, compleja y a menudo desorientadora, pero también es profundamente honesta y vulnerable. El libro no ofrece respuestas fáciles, sino que nos invita a cuestionar nuestras propias percepciones de la realidad y a explorar los límites de nuestra conciencia. Es una obra que requiere atención y reflexión, pero que recompensa al lector con una experiencia intensa y memorable.
El libro se beneficia enormemente de la técnica del diario, que permite al lector acceder a la mente del autor de una forma muy íntima. Cilleruelo no se presenta como un narrador omnisciente, sino como un testigo directo de sus propias experiencias. Esta aproximación «desde dentro» es lo que hace que el libro sea tan convincente. Sin embargo, a veces la escritura puede resultar densa y oscura, lo que requiere del lector que se comprometa plenamente con la experiencia.
El libro es una obra que trasciende el género literario. Es a la vez un diario, una novela, un poema, una reflexión filosófica y una exploración psicológica. Cilleruelo utiliza una variedad de técnicas narrativas para capturar la complejidad de la experiencia humana. Es un libro que se lee de una forma muy particular, en la que el lector se permite ser absorbido por las sensaciones y los pensamientos del autor. El resultado es una experiencia de lectura que es tanto personal como universal.
Aunque a veces puede resultar desafiante, «Añil: Diario de Sensaciones» es una obra que recomiendo ampliamente a aquellos lectores que estén dispuestos a emprender un viaje de introspección y a experimentar la literatura de una forma diferente. Es un libro que permanece en la mente del lector mucho después de haberlo terminado de leer. Es una obra que nos recuerda la importancia de la sensibilidad, la autenticidad y la conexión con lo esencial. Finalmente, su fuerza reside en su capacidad para confrontar la desaparición como un principio fundamental de la existencia, llevándonos a una comprensión más profunda de nuestra propia condición humana.
