El alma madura, las circunstancias casi siempre serán las mismas, los únicos que cambiamos somos nosotros, y una parte de ti no será la misma mañana.
Solamente la sensibilidad humana nos podrá abrir ese pequeño vórtice de lo inmenso, lo profundo y lo profuso que es la vida, aventurarnos a atravesar la ventana de lo sufrido y lo vivido, para transmutarlo en dulces versos que endulzan la noche, conjugando cada una de las emociones desde lo entrañable del sentir, reconstruir nuestra esencia cada día y poder despertar en este presente que nos abraza, poder tocar nuestras sombras sin huir de ellas, sentarte a conversar con tu tristeza y aun así emerger de las aguas profundas de los deseos efímeros como un águila bañada de fuego, en el que solamente el amor nos da ese poder.